viernes, noviembre 25, 2005

Lorena

Lorena se ha echado un novio extranjero. Como no sabe bien el idioma de su nuevo amor le da un poco de corte hablar con él, desarrollando en cambio el ancestral lenguaje tanto corporal como gestual que siempre nos ha servido a los humanos animales cuando no hemos podido comunicarnos con palabras.

Su amiga, que está hablando por el móvil esperando a que su semáforo peatonal o el mío (yo voy en mi coche) se pongan en verde o en rojo, comenta esto con otra persona a tal volumen que no puedo evitar escuchar la conversación.

Me imagino a Lorena; 28 años. Ni muy guapa ni muy fea. Cuando se arregla es atractiva aunque ella no se gusta mucho. Siempre ha pensado que vale más de lo que la gente cree, aunque también –y esto es un defecto que odia de si misma- tiende a infravalorarse cuando alguien le felicita por su trabajo o por sus conocimientos bastante extensos en cuanto a Arte se refiere. Es como si le diese miedo que la gente pensase que es una erudita y que le vayan a preguntar el año exacto de la muerte de Leonardo da Vinci.

Lorena es en fin una de tantas chicas que ha tenido un par de novios un poco idiotas, de los que nunca estuvo muy enamorada, sobre todo del último: Rafael, que era un auténtico muerto que nunca tuvo un detalle de esos que le gustan tanto a las Lorenas del mundo y con el que estuvo casi dos años por culpa de una amiga suya que los presentó en una fiesta de cumpleaños. Lo dejaron hace dos meses.

Y ahora, Lorena ha conocido a este chico alemán con un nombre tan alemán como Gunter. Lorena está ilusionada pues Gunter le regaló el primer día unas velas de colores y acertó de lleno porque a Lorena le gusta bañarse a la luz de las velas y perderse en sus sueños.

Se pone el semáforo verde para mí y arranco deseando suerte y amor a Lorena y Gunter.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Es curioso cómo tendemos a pensar que antes de nosotros no había nada.

Como si fuésemos Elvis y ellas el Rock&Roll.

scape95 dijo...

Eso: que tengan suerte los dos. Se la merecen después de todo lo que han pasado ... ;)

Anónimo dijo...

Esa Lorena se parece mucho a mi Lorena, esa que ya no es mi Lorena. Aunque no tiene 28 años, sino 23, se valora menos de lo que debería, y no es ni fea ni guapa, aunque sabe arreglarse. Esa no es mi Lorena, pero se le parece.

Y mi semáforo, ya, por fin, está en verde también.

Anónimo dijo...

danke