miércoles, enero 14, 2009

Pocket Balance


Entre las maravillas que se encuentran en la casa de arriba; recuérdese que yo duermo y vivo a ratos en la de abajo; están las planchas etruscas que ya no sirven para planchar, sino para sujetar la puerta de la cocina u otro habitáculo del hogar, los quinqués que alumbraban gracias al petróleo con que se llenaba su pequeño depósito y que en aquellas épocas no procedía de países árabes o sí, pero estos no estaban adscritos a la Organization of The Petroleum Exporting Countries, entre otras cosas porque no existía esta organización o El Quijote de latón comprado por mi abuelo Víctor en El Rastro al mísmísimo tataranieto de Cervantes.

Hoy he reparado en esta Pocket Balance (Balanza de Bolsillo) que de tanto ser vista por mis miopes ojos, colgada de una arcayata, ha acabado despareciendo de mi espectro visual, aunque su presencia en la casa data de antes de que yo naciese, item más, su presencia en la casa data de antes de que existiese la casa propiamente dicha.

Esta Pocket Balance ha logrado ser observada hoy por mí, dándome cuenta con sorpresa y alborozo, que muestra un sistema de peso anterior al encorsetado y cuasi universal Sistema Métrico Decimal, aunque como una Piedra Roseta, nos regala con la equivalencia de lo que se cuelgue en el gancho entre Kilos y Spanish.

He llegado a la conclusión de que la medida Spanish bien podrían ser libras, pues comparando pesos (gracias a Internet) he visto que 1Kilo=2.20 libras, como indica exactamente (o más o menos) la escala de la añosa Pocket Balance, que bien podría haber servido para pesar magníficos atunes de 12,5 Kilos (véase el pescado paleolítico que adorna la parte superior de la balanza) o para colgar de su gancho azúcares caribeños o sales gordas del bravío Cantábrico.

martes, enero 06, 2009

Solución a la crisis

Empieza un año en el que todos los augurios son tan pesimistas como hace años lo eran optimistas, lo cual no hace sino sumirnos a los pobres ignorantes macroeconómicos en una incertidumbre rayana en el sálvese quien pueda que los magnates/mangantes no tienen ni idea de lo que va a pasar y si la tienen no nos la dicen, no vaya a ser que dejen de enriquecerse aun en tiempos de vacas flacas.

Sin embargo, para paliar (en parte) esta situación crítica, se puede acudir a un Vips (cadena de restaurantes pseudo baratos).

En concreto, se "debe" acudir al sito en el Parque Oeste en Alcorcón (Madrid).

Una vez allí, hay que pedir impepinablemente tres cosas: Un café irlandés, otro suizo y un batido de fresa.

Cuando se pida la cuenta; que entre pitos y flautas ascenderá a 12 euros y pico; se entregará un billete de 20 euros a un camarero moreno con cara de "yo es que pasaba por aquí".

Mientras, se va uno poniendo los abrigos, pues al poco rato, el servicial camarero trae vueltas de 50 euros, por lo que no solo las consumiciones te salen gratis, sino que te vas a casa con más dinero del que traías y ya con los abrigos puestos, se larga uno "no-vaya-a-ser-que-se-dé-cuenta".

Es una solución muy casera, pero ya se sabe que las grandes operaciones bursátiles, aparte de tener un riesgo adyacente, son más "cantosas" que esta operación económica tan simpática.

Suerte, salud, dinero y amor.

lunes, enero 05, 2009

Noche de Reyes-2

Hace tres años, en una noche como esta escribí esto

Aún no me explico como sigue existiendo la Noche de los Reyes Magos. Cuando yo era niño, si que eran magos, aparte de algo más jóvenes.

Eran magos porque los niños éramos infinitamente más inocentes. Tan inocentes éramos que no pedíamos los juguetes o ingenios electrónicos por su marca o modelo, sino que pedíamos juguetes por lo que iban a suponer lúdicamente hablando. Nuestros juguetes eran balones, trenes, camiones de bomberos, bicis, bolas del mundo... pedíamos incluso libros...

Nuestros padres no nos llevaban a grandes Centros Comerciales a elegir los juguetes por el simple hecho de que no existían esos mastodontes llenos de juguetes chinos. Nuestros ojos de niños inocentes veían el escaparate de una juguetería, pero no veían miles de compradores compulsivos con sus uniformadas bolsas de Toys 'R' Us llenas de Wiis.

Me estaré haciendo viejo, pero añoro esa edad de la inocencia, esa edad en la que todo era posible porque había magia de verdad. Los niños del siglo XXI no tienen la oportunidad de la magia o la pierden mucho antes de lo debido porque ven en los múltiples canales de televisión cientos de Reyes Magos en cientos de cabalgatas en todas las ciudades y pueblos y barrios de España.

En lo que queda de familia (mi hermano ha pasado este año de todo) seguímos haciendo una noche de Reyes del Familiar Invisible y cerramos los ojos para no ver ni el tamaño ni la forma del paquete que metemos bajo una colcha y cuyo contenido descubriremos mañana por la mañana mientras comemos un trocito de roscón con una taza de chocolate bien caliente...

Felices e inocentes Reyes Magos para quien lea esta entrada :D