miércoles, abril 26, 2006

sábado, abril 22, 2006

Misión por sorpresa

Los proyectiles hacían un ruido como de percusión salvaje sobre la nave. Percusión; ora más suave; ora más estruendosa. Apenas se veía el oscuro, casi tétrico exterior. Además el vaho de la nerviosa respiración de los que íbamos dentro impedía prácticamente la visión hacia afuera. La misión nos había sido asignada por sorpresa, pues el que empezó siendo un trayecto rutinario, se convirtió en pocos minutos en el infierno en el que nos habíamos metido de lleno; sin escapatoria, y hacia un destino final tan cercano, como deseado, como verdaderamente temido. Todos sabíamos que debíamos salir de la nave en un momento u otro, pero deseábamos esperar alguna señal de calma, de no peligro…

De golpe; un piloto luminoso de la nave fue indicando que debíamos ir abandonándola en pequeños grupos de cuatro o cinco viajeros cada vez. Para darnos ánimos, nos sonreíamos nerviosamente segundos antes de que la señal luminosa se apagase y de que la nave abriese las puertas y unos pocos de nuestros compañeros se lanzasen al oscuro y agresivo exterior, de un salto, abriendo sus paracaídas y desapareciendo de nuestra visión al cerrar la nave las puertas y encaminarse hacia las nuevas coordenadas de la misión.

Cada vez quedábamos menos.

Sentimos un egoísta alivio al notar que la cantidad de proyectiles -cuando la señal luminosa indicó que las puertas se abriesen para nosotros- era casi nula...

Para nuestra suerte, lo peor había pasado desde la Plaza de Toros de las Ventas hasta el final de la Calle Alcalde López Casero. Cuando mis compañeros y yo saltamos de la nave (el viejo conocido bus 146) a la calle (algunos de ellos con sus paraguas/paracaídas), sólo tuvimos que evitar caernos con los miles de proyectiles de granizo que habían cuajado en las aceras convirtiendo mi normalmente elegante andar en una pingüinesca marcha –no exenta de varios patinazos zozobrantes- hacia el acogedor portal de casa.

lunes, abril 17, 2006

SúperPaco II

Sabido es por la gente que entra o bien eventualmente o con cierto método a esta bitácora, que no tengo la obsesión de publicar por mantener “vivo” el blog (véase sir ir más lejos la anterior entrada).

Sin embargo anoche; tras mantener -vía Messenger- una divertida charla con Cobre (y durante un buen rato con harry.c) en la que hablamos de estas y otras cosas, me acosté pensando en un juego que me “obligara” a escribir “ya de una vez hombre”.

El juego que me autopropuse consistía en que trataría de contar algo sobre lo que soñase esta noche que acaba de pasar...

Pero no voy a escribir sobre lo que he soñado esta noche –que para ser sinceros no recuerdo en absoluto- sino sobre lo que soñé hace dos. Fue un sueño entre alegre y angustioso, entre ilógico y melancólico…

En él, aparecía mi amigo Paco; fallecido estas navidades. Me extrañaba verle vivo... ¡pero como me alegraba que lo estuviese!.

En el sueño yo sabía -por esa lógica/ilógica que se tiene en los sueños- que él iba a morir, aunque no lo pareciese en ese momento. Pero deseché la idea. ¡Estaba como siempre!.

Le contaba -un poco sorprendido- el susto que nos había dado con su “muerte-no-muerte” mientras abrazaba ese corpachón tan rotundo que tenía Paco y él me miraba como diciendo: “Pero mira que estás tonto...”…

Me desperté con una sola lágrima en el ojo izquierdo. Le pregunté que qué era, si una lágrima de pena o de alegría. Me contestó que no se acordaba, pues ni mi lágrima ni yo solemos recordar los sueños que tenemos hasta que estamos en el trance de ir a dormirnos otra vez para perdernos o encontrarnos en otros.

P.D. Que sepas Súper Paco, que algunas veces cojo el teléfono para comentarte la última chorrada que he aprendido en Autocad o para preguntarte algún rollo topográfico. El otro día hablé con tu mujer que ya sabes que está trabajando en lo nuestro. Le he ofrecido toda nuestra ayuda técnica; un poco la que recuerde tuya y otro poco la mía. ¿Vale?. Un abrazote.

sábado, abril 08, 2006

Divagación sobre algo

Estaba leyendo la última entrada de mmm... en la que nuestra compañera se lamentaba de su falta de continuidad en cuanto a publicación en su blog se refiere, pues pese a su intención de publicar algo cada día, dicho objetivo no se está cumpliendo.

Tras leer esto, divagaba yo sobre lo difícil que debe ser el arte de la escritura... En un segundo; mis pensamientos divagantes me han llevado -como en una especie de ventisca repentina- a lo difícil que debe ser todo tipo de expresión artística por poco autocrítico que se sea.

Cuando veo o leo que un escritor publica una “obra maestra” o un simple “best seller”, me lo imagino viéndose obligado a –como mínimo- igualar ese nivel o -lo que es peor- a igualar esas ventas de un libro que a lo mejor a él ni siquiera le ha encantado tanto como al lector y/o al editor.

Una vez conocí a una pintora que me contaba como le habían concedido una beca para asistir a unas jornadas en las que cada artista pudiera expresarse libremente. Me dijo que nunca había sentido tanto vértigo al estar en una enorme sala, con cientos de pintores como ella, como en un supermercado del arte o del alma. Allí estaba ella con sus pinturas, sus pinceles, su paleta, todo su pertrecho mientras su enorme lienzo blanco, desafiante y chulito le decía: “¡Venga, píntame!... ¿No ves que estoy desnudo?... ¿Es que no se te ocurre nada?...

Pintó algo, pero no fue su algo, ese algo magistral que cada artista busca y que cuando encuentra se convierte en un algo pasado, un algo bobo... El artista empieza a añorar y a desear otro algo distinto, otro algo nuevo y único y maldice el algo recién creado que desde luego no era el algo que siempre quiso o creyó querer.

lunes, abril 03, 2006

Túnel blanco


Una vez escribí esto

Hoy; algo tan inhumano como un túnel ha conseguido enamorar con su blancura a todo aquel que lo ha visitado.

Yo diría que hemos conseguido hacer un túnel con cierto aire femenino, con esa blancura en la piel que sólo algunas mujeres nórdicas poseen y que convertidas en walkirias son el sueño de cualquier vikingo que se dirige a su Walhalla.