miércoles, octubre 29, 2008

No me justifico, que conste...

El otro día se metía Lo conmigo porque no aparezco por este mi blog, ni por aquel; el suyo.

Diría lo que se suele decir, que circunstancias de la vida no cibernética, hacen que uno no escriba nada coherente ni alocado y por ende, que no lea nada de lo alocado o coherente que escriban bloggers de todo pelaje, sexo y condición social.

Nunca me ha gustado "justificarme", pero lo haré diciendo que estoy entre enganchado a los libros de la carrera recién empezada y lo que es mejor, a un foro de Psicología de la UNED que encontré por casualidad y que se ha convertido en un punto de encuentro diario tan enganchante como ineludible a la hora de comentar aspectos ignotos de las disciplinas o asignaturas o a la hora de hablar de cualquier cosa, tenga o no que ver con la Psicología en sí.

Y es que me he convertido en un asiduo visitante y participante en dicho foro, tanto es así que he sido nombrado Risoterapeuta y he compuesto un Himno para el famoso foro, lo que me ha granjeado fama y fortuna sin límites, así como buen rollo estudiantil universitario, que parece que estoy en los años 20 y me refiero a los míos no a los "felices" del siglo pasado.

Pero no olvido este rincón que tantos buenos momentos me ha dado y me dará y de otras casas que procuraré visitar más a menudo, que se enfría el café.

miércoles, octubre 01, 2008

Eva y Alberto

Hoy ha ocurrido cerca de Madrid un accidente terrible en el que una pareja ha muerto aplastada en su coche por el vuelco de un camión.

El hombre se llamaba Alberto y la mujer Eva. Ambos estaban esperando un bebé para diciembre.

Con Alberto trabajé hace años en la empresa de la que me fui hace ya 4. Su padre fue el jefe de la última obra en la que yo estuve en dicha empresa de construcción cuyo nombre guardo para mí.

A Eva apenas la traté pues aunque compartíamos empresa, no llegamos a trabajar juntos.

La última vez que los vi fue en casa del hermano de Eva, en la que aparecimos a tomar algo después de un concierto en Las Rozas de Madrid.

Cuando me ha dado mi hermano la noticia, me ha dado mucha pena, pero he sido incapaz de ir al tanatorio a mostrar mis respetos a la familia.

¿Soy un egoísta?

No sé.

Puede ser.

Y no trato de justificarme, pero no me ha dado la gana ir allí y ver a antiguos compañeros con los que en su día compartí alegrías y trabajo y cachondeo.

No me ha dado la gana “tener” que ir con el corazón hecho un puño y ver el dolor de la gente.

Siempre en esos lugares se acaba diciendo: “Joder, siempre nos vemos en estos sitios. A ver si nos vemos tomando una caña…”

Pero las gentes pasan y pasamos por las vidas de unos y de otros y las circunstancias hacen que sin malos rollos, dejemos de ver a esas personas. Al final nunca hay esa caña o esa cena y sí la llamada que te dice la noticia de la muerte.

Yo brindo por vosotros; Eva y Alberto y por vuestra cría no nacida, pero brindo con la alegría de la última vez que os vi. Con la alegría de “a ver si nos vemos tomando una caña…”

Un beso; chicos…