viernes, octubre 15, 2010

Amor verdadero

Amor verdadero es el que recibí ayer cuando al abrirse las puertas del ascensor de la casa de mis amigos, su niña de dos años gritó: Vitooooo y se me abrazó a las piernas.

Eso es amor verdadero en estado puro.

Luego, con los años, los humanos nos vemos presos de dudas, de deseos, de sentimientos encontrados, de frustraciones vitales que hacen que ese amor verdadero ya nunca se canalice o se envuelva en florituras sentimentales o sexuales que parecen enriquecerlo, pero que en realidad lo van empobreciendo, o sencillamente, ni siquiera aparezca ese pseudo amor.

Besitos, pequeña Paula.

sábado, septiembre 18, 2010

La Novela de las Mil Novelas

Hace unos meses, no sé cuantos, me compré en una de esas tiendas de libros antiguos y de ocasión, un libro con un título un poco raro: La Novela de las Mil Novelas.

Me lo traje a casa después de echarle un ojo por encima y suponer que lo de las mil novelas sería por ese tipo de libros en los que si piensas que va a pasar una cosa, tienes que ir a la página 413 y si piensas otra a la 254.

Al pagar y meterlo en una bolsa de plástico, vi que entre las hojas, o de una hoja a otra, parecían moverse como unos bichitos que se me antojaron hormigas.

Al llegar a casa, pensé: lo sacudiré un poco, no sea que además de las mil novelas, me lleve una plaga de mil hormigas.

Empecé a los pocos días y la historia, aunque un poco espesa sobre espionajes y dobles agentes y mensajes encriptados para burlar al enemigo espía, me atrajo inmediatamente.

Lo tremebundo de esto es que este libro, es una novela viva.

Durante los primeros días, creí que estaba perdiendo la razón, pues al volver a leer desde el punto en el que había dejado mi libro el día anterior, no entendía lo que leía, pues los acontecimientos se habían desarrollado de un modo tan sorprendente, como diferente. Me iba unas páginas hacia atrás y lo que había leído hace dos días, ya no era del modo que yo recordaba, sino que un fleco literario, que pensaba yo que se me había quedado en el tintero, hacía que todo diese un giro que volvía la historia del revés, pero que me volvía a enganchar totalmente interesante y renovada.

Un día, decidí leerme el libro del tirón a ver qué pasaba, pero el sueño me venció. Un poco antes de caer dormido, observé como cientos de cositas negras, parecidas a hormigas, pasaban a toda velocidad de unas páginas a otras.

Eran las palabras que iban decidiendo cómo y dónde ponerse para ser leídas al día siguiente.

La historia y el libro, creo que me van a acompañar hasta que muera y alguien lleve La Novela de las Mil Novelas a una de esas tiendas de libros antiguos y de ocasión para ser leída y releída; siempre nueva...

jueves, mayo 20, 2010

Negro

Hace unas semanas, mi amiga y compañera favorita de la UNED y de gran parte de la vida, me sugirió que me presentase a un concurso de relato corto que había convocado dicha UNED.

Hoy me ha dicho que mirase la lista de relatos admitidos entre los que no está éste que comparto (pues al no haber sido elegido, se puede publicar).

A mí me gusta que le haya gustado a quien le ha gustado; es decir, a mi gente, que aunque no les haya gustado, me han dicho que sí les ha gustado y ello me gusta.

Escribiendo así ¿cómo voy a gustar a los que no les he gustado?...

Va por ustedes:



Estoy agotado. No puedo más. No puedo escribir más.
Estoy cansado de ser “negro”.
La ortografía es tan rica, tan sublime, que solo con ver entrecomillada la palabra “negro”  y por poco inteligente que se sea, ya se vislumbra que el que lo escribe no es en efecto un hombre de esa raza.
Ya mi nombre indica un poco esa desgracia, que parece cernirse sobre ciertas personas y que en mi caso; se ha cebado con esmerada crueldad: me llamo Florentino Pérez Ridruejo. Dicho nombre; sobre todo en los últimos años de mi vida; ha suscitado todo tipo de bromas, casi todas con buena intención; todo hay que decirlo; pues para quien no lo sepa, un tal Florentino Pérez es ahora en el año 2010, Presidente del Real Madrid y de la constructora ACS, ahora devenida en Dragados.
Así que en efecto, no solo no soy negro de piel o de raza, sino un madrileño de 54 años,  de padre extremeño y madre asturiana.
Lo que si soy es “el negro” del afamado escritor Joaquín Torres Almena.
Según una de las muchas definiciones del diccionario de la Real Academia Española de la Lengua; negro es; entre otras acepciones; esto:
17. m. Persona que trabaja anónimamente para lucimiento y provecho de otro, especialmente en trabajos literarios.
Joaquín Torres y yo nos conocimos en el colegio, allá por los años 60 del pasado siglo, latiguillo éste que parece que se emplea cada vez más y que yo, que ahora estoy escribiendo mis últimas letras y no estoy obligado a no emplear esos latiguillos, me voy a permitir, así como a expresarme sin mucha floritura literaria, en una especie de rebeldía ante mi situación de esclavitud y de sumisión durante tantos y tantos años.
Torres (como le llamaba todo Cristo en clase) era el típico chico un poco gamberro, pero tan simpático y tan popular y tan de caer bien, que ya despuntaba un liderazgo, palabra ésta, que como todos más o menos sabemos, implica poder, y ese poder suele ser ejercido aplastando o domando o dominando al resto de o bien competidores o de simples colillas.
Yo empecé a ser domado, dominado y aplastado por Joaquín desde esos años de colegio, como una triste colilla de porro de marihuana o de Bisontes, que era el tabaco rubio explota pechos que nos fumábamos a escondidas entre clase y clase.
Enseguida se percató, tanto de mis cualidades como estudiante, como de mi poca fortaleza física y de mi miedo hacia él. Así, empezó a presionarme para que fuera yo quien le pasase a limpio los apuntes y quien le preparase trabajos. Él fue también quien sorprendentemente, empezó a sacar muy buenas notas en los exámenes, copiándose astutamente de mí, ante la ceguera de profesores y compañeros a los que les parecía precioso que siempre nos sentásemos juntos y extraordinario que de la noche a la mañana, Joaquín se hubiese convertido en un estudiante más que pasable. Cómo se admiró y respetó esa amistad tan ejemplar que hizo que toda nuestra vida de Bachillerato, nos llamasen sin mal rollo y cariñosamente: Zipi y Zape.
Nadie sabe ni sabrá, cuántas lágrimas tuve que tragarme, actuando eternamente sin poder decir a grito pelado lo que pasaba “de verdad”, cuánta frustración por mi miedo, cuánta rabia por la injusticia de la vida.
Ya en la época universitaria, me obligó a estudiar Biología en la Complutense. Era esa una Carrera que ni me gustaba ni me dejaba de gustar, para la cual “sacamos nota” sin ningún problema, pero que a él le pareció la adecuada; primero: por el ambiente que parecía respirarse por allí y segundo; porque en esos años, Joaquín se follaba (con perdón) a todo bicho viviente y las chicas de Biología, según un estudio “de campo” que él mismo había desarrollado, eran las que: ”estaban más buenas”.
Entre los bichos vivientes (también es Biología a la postre) que cayeron en sus garras, estaba la que hoy día es mi amada esposa, mi adorada mujer, que siempre estuvo fascinada por la brillantez, la belleza y la gracia de Joaquín (siempre se enamoran de estos tipos) aunque pasados los años, nos hicimos novios, pues Joaquín se enrollaba cada día con una chica en cuanto tuviese “las tetas más grandes”; y al final, pareció “enamorarse” de mí, nos casamos, y hemos sido razonablemente felices hasta hoy.
Estamos hablando de hace 30 años o más. Me estremezco al pensar que toda la vida he estado por debajo de ese cabrón. Viviendo en la sombra sus éxitos, pues llegó un momento, uno de los más tremebundos de mi vida en el que Joaquín “diseñó” un plan para fortalecer aún más su ego, su éxito implacable: Quería ser un escritor famoso.
Como tonto precisamente no es, me habló del tema claramente y además, me ofreció dinero por escribir para él: “como tú sabes, Floren”.
Con su egoísmo eterno y sabiendo que ese don de escribir era uno de los pocos ámbitos míos y solo míos, me dijo que me pusiese a escribir:  “por los viejos tiempos y lo pasado, pasado está, coño”,  y alquiló un apartamento minúsculo para que ejerciese allí de “negro”.
Me despedí del trabajo, aunque mi mujer nunca lo ha sabido y cada mañana me iba allí y me ponía “a ello”, aunque reconozco que al principio me costó muchísimo no ponerme a llorar y poder concentrarme en lo que me gustaba hacer, pero que ahora se había vuelto mi trabajo me gustase o no.
Este gusto por escribir, me vino cuasi obligado por las circunstancias de mi vida. Al ser una vida llena de presiones, de amenazas del “matón” Joaquín, me refugié secretamente en la literatura ¡Cuánto disfruté siendo yo! Me inventaba personajes que una vez creados, me tragaban y yo era ya ellos. En esos relatos juveniles, lo mismo podía ser un poeta del siglo XVIII secretamente enamorado de la hija de un terrateniente de Sevilla, que cada día 18 recibía un poema cada mes más bello que el anterior, el cual (el poeta) escondido, siempre se las apañaba para ver la cara de embeleso, de enamoramiento de la niña amada, ante los cada vez más excelsos sonetos, o dependiendo de mi estado de ánimo, también podía ser un joven periodista que cubría con gran personalidad y profesionalidad cualquier acontecimiento y que no dejaba de seguir siendo humilde, aunque recibiese por cada artículo o reportaje elogios hasta de sus compañeros de otros periódicos o medios de comunicación, maravillados ante sus siempre cuidadosos y casi perfectos reportajes o artículos.
Pero ese secreto, esa vida propia, ese gozo tan personal, fue descubierto y sin muchos preámbulos y acostumbrado como estaba a obtener siempre lo que quería de mí, me habló de eso, de lo de que quería ser un escritor famoso y de que me pagaría por ello, recompensándome de alguna forma todos los años de agobio y de mentiras.
Yo, aunque siempre he sido cobarde y pusilánime, me intenté negar, intenté hacerle ver que no podría escribir pensando en que “tenía” que escribir. Le supliqué que ahora que él tenía un trabajo estupendo en unos laboratorios farmacéuticos y que tenía una posición admirable, que me dejase en paz, que dejase esa parcela de mi vida tan secreta, ya que nunca publiqué nada, ni me hice escritor porque era como un gozo propio, como una masturbación literaria.
No le convencí…
Y es que Joaquín; en los “viejos tiempos” supo de mis aptitudes como escritor porque una vez, ya casi terminada la Carrera, llegó a casa de mis padres y aduciendo que tenía que coger unos libros que me hacían falta y sospechando que algo había en mi vida que él no controlaba, entró en mi habitación y leyó lo que yo escribía, pero claro, no sólo leyó mi literatura de ficción, sino mis vomitadas vitales, mis iras escritas a mano, con letra siempre roja, desmembrada y escupida como un lapo lleno de sangre.
Me amenazó con matarme si hacía algo a sus espaldas, y con que no se me ocurriese escribir cosas “sin sentido” sobre él. Yo le prometí que no lo volvería a hacer y quemé ante él esos escritos llenos de violencia, de impotencia y rabia infinitas.
¡Qué idiota fuiste, Joaquín! Te dije que no volvería a meterme contigo, mi señor, pero en tu idiotez, no supiste que hasta cuando iba a cagar, escribía poemas satíricos en el rollo de papel del wáter contra ti y toda tu estirpe, me limpiaba el culo con ellos y te tiraba envuelto en caca a la taza. Sí, Joaquín, nunca evitaste ni la pasión, ni la rabia, ni el dolor ni hasta el histrionismo de mis caprichosas letras tragadas por el agua del inodoro mientras mi sonrisa veía como te hundías dando vueltas. Así de imbécil eres.
A principios de los años 80, “empezamos” a presentarnos a pequeños premios de novela o de ensayos y “ganamos” casi todos.
Para mi desgracia, pero también para el disfrute de mi ego como autor, Joaquín empezó a tener un nombre en los ambientes culturales y literarios del país.
Era patético ver cómo le entrevistaban en televisión o radio a raíz de algún premio o publicación de un libro, mientras yo, regodeándome con cierto placer, le decía a mi mujer; que desconocía por completo que Joaquín y yo seguíamos teniendo “relación” : hay que ver lo bien que escribe Joaquín y lo mal que habla, lo zafio que es expresándose. Mi mujer, siempre un tanto enamorada de él, aunque me confesó mil veces que eran rollos de juventud, aducía que quizás era una excentricidad de famoso y que no se va a ser escritor “brillante” las 24 horas del día. Yo asentía y disfrutaba un poco tristemente de esa definición de brillante (con o sin comillas) que me había regalado mi amor.
La verdad es que no sé cuando fue o cómo o por qué lo decidí, pero tan solo unos días después, pergeñé una venganza, un saludo a mi recóndita vanidad, a mi destreza como escritor, a mi vida sin vivirla.
En al año 2002, Joaquín ganó el Premio Planeta al presentar su novela “La Magia del Diablo”. A mí me dio la risa porque se presentó con seudónimo (Pedro Cantero) y me dije (a él no, claro): Por lo menos podía haberse presentado con el seudónimo de Florentino Pérez, pero pensaría “mi amo” que era un nombrecito lo suficientemente conocido en España como para presentarse con él, además de que cabía la posibilidad de que con la chapuza nacional, le hubieran acabado dando el premio (y la consiguiente pasta) al Florentino Pérez real, es decir, al real Presidente del Real Madrid, que sorprendido, hubiera comprado con el premio económico, un defensa al Recreativo de Huelva y firmaría autógrafos de “su” libro y haría caja de una u otra forma…
Se me va la mente. Es lo que tenemos los escritores “negros” o no, que nos vamos por los Cerros de Úbeda.
Mi venganza tiene un punto de melancolía, pues es totalmente seguro que no voy a poder disfrutarla. Consiste en que en el 2003, casi a finales de año, empecé a escribir una Trilogía sobre mundos esotéricos, sobre mundos paralelos entre el real y el soñado, sobre cuál es el verdadero y sobre cuál es el que nos gustaría que fuese. Es prácticamente una autobiografía, pero obviamente no del payaso Joaquín, sino mía, con mis mundos irreales y soñados, siempre mejores que el mundo de pesadilla en el que vivo o he vivido hasta hoy.
De momento, he escrito dos libros de esa Trilogía. Del primero se ha hecho ya la película “Mundos Soñados” y ha ido tan bien que a Joaquín le han dado un Goya extraordinario por la factura del libro y porque casi no ha habido que tocar nada de dicho libro para adaptar los premiados guión y película. Del segundo libro, se está adaptando ya el guión y hay indicios de que de “Mundos Soñados” se quiere hacer una súper producción en Hollywood…
Pero del tercero no se va a saber nada nunca, pues esta mañana, cuando ha venido Joaquín al apartamento donde todos estos años he escrito como un loco, y quizás al borde final de esa locura, le he dicho: Joaquín; no voy a escribir ni una letra más para ti y además, te voy a matar en este instante.
Él, a sabiendas de que siempre he sido un cobarde, ha soltado una sonora carcajada, que se le ha helado cuando ha visto que mis manos sujetaban resueltas una pistola. Se ha puesto pálido, como la gélida muerte que por primera vez ha visto que le regalaban mis ojos. Le he dicho que se arrodillase. Ahora era él el que lloraba como un mierda, pidiendo clemencia, apelando a nuestra amistad ¡¿a qué amistad, Dios?!.
Yo le he dicho: eres un mierda, Joaquín  y voy a terminar con tu puta vida de rico y de famoso ahora mismo. Vas a morir dentro de unos pocos segundos y me vas a pagar todas las vejaciones a las que me has sometido toda la vida.
No me puedo quitar de la mente, su cara de bobo cuando me he metido la pistola en la boca y he apretado el gatillo sin temblar, no sin antes decirle: Jódete Joaquín. No “vas” a escribir el esperado tercer libro de la Trilogía…. ¡Pum!

domingo, mayo 02, 2010

Golf Rojo

Hace unos cuántos años, seis para ser exactos, decidí darme uno de esos caprichos que uno algunas veces se "niega" a sí mismo, pero que otras veces, nos damos sin ningún rubor: me compré un Volkswagen Golf de color rojo; es decir, el coche que siempre me había gustado, aunque ya a la hora de comprarlo, me vi en parte obligado a comprarme "otra cosa", pues cuando tomé la decisión, mira por donde, VW decidió cambiar el modelo y sacar al mercado uno nuevo, llamado eufemísticamente "Nuevo Golf", cuando todos sabemos que la palabra nuevo, se vuelve vieja en cuanto pasa un día y ahora mi Golf es mi viejo Nuevo Golf.

Me ha dado muchas alegrías. En él se han subido algunas de mis mujeres favoritas, le han metido mano, han hecho sonar canciones inverosímiles en su CD, el viejo Golf ha dado fresquito y calor a esas mujeres, que le han ido adaptando el asiento según midan 1.82 o 1.61...

Una vez, hace unos meses, nos dejó tirados a una de esas mujeres (a mi favorita, quizás) y a mi. Desde ese día ha ido renqueando, hasta que el otro día, decidió que aun circulando, esos tirones o falta de fuerza indicaban que algo le pasaba al pobre viejo Nuevo Golf.

Lo llevé al médico y le cambiaron la bomba de la gasolina. Cuando me lo dieron ya arreglado, olía a gasolina bastante, pero supuse que si le habían cambiado la bomba de la gasolina, tenía que oler a eso. Si le hubiesen cambiado la bomba de Dolce & Gabbana, hubiera olido a ese perfume tan sugerente...

Fue hace unos pocos días, cuando necesitando repostar gasolina, lo hice, me fui a pagar y cuando volví; un charco enorme se asomaba por debajo del coche. Se desangasolinaba... Lo llevé al parking... Se desangasolinaba menos... Cuando al día siguiente lo llevé al trabajo, con un olor inmenso a gasolina, se deangasolinaba mucho más. Tuve que llevarlo a urgencias y allí me sucedió algo increible.

Cuando me lo devolvieron, me dijeron que no les tenía que pagar nada porque había sido un problema suyo (del servicio oficial nada menos), y que como era de la avería anterior, que lo sentían, pero que no solo no tenía que pagarles nada, sino que me repostaron los pocos litros que había perdido por el camino y en la gasolinera. Así que lavadito, me lo llevé a dar vueltas y a seguir conociendo mundo y mujeres que le metan mano a él y al conductor... 

sábado, mayo 01, 2010

El circulo se cierra

Algunas veces, el autor de este blog ha pensado en cerrarlo, en borrarlo "para siempre", aunque ese "para siempre" y en estos mundos informáticos y de Internet, nunca sea de verdad un rotundo "para siempre".

Otras veces; las más; me doy cuenta de que aunque nunca llegase a escribir en este blog, tampoco tengo por qué destruirlo

Desde al año 2005 en el que empecé, han pasado montones de cosas en mi vida, unas alegres, otras más tristes, descolocantes, aclaratorias, pero en cualquier caso, lo que haya pasado, ha sido parte de la vida de este autor de este blog.

Esta tarde, me ha dado por no tanto borrar, como volver (aunque amenace con no volver a escribir... o sí) a la plantilla menos personal que me vio nacer en Blogger (*)

Algunas veces, da gusto ese volver a ser virgen otra vez...

Iré actualizándolo como si fuese nuevo y quizás vuelva a compartir con gente antigua y nueva, mis pensamientos.

(*) Soy tan voluble que en cuanto me han dicho lo sosa que era esa plantilla, la he cambiado, jajaja.

lunes, abril 05, 2010

Soledades-2

Le ahogaba tanto tanto tanto tanto tanto tanto tanto tanto tanto tanto la humanidad que huyó a su casa y una vez solo... Respiró....

domingo, abril 04, 2010

Soledades...

Le ahogaba tanto tanto tanto tanto tanto tanto tanto tanto tanto tanto la soledad que salió de su casa a darse un baño de multitudes.... Y.... Se asfixió....

lunes, marzo 01, 2010

Bitácora (casi) blindada

Aunque esta bitácora está bastante olvidada de la mano de Blog, últimamente, veo que me comentan robots entradas de hace años.

Publique con la regularidad que publique, he metido lo de la moderación de comentarios y verificación de la palabra, no tanto para fastidiar a anónimos que sin tener cuenta en Google, entraban y decían eventualmente cosas, como para evitar precisamente esos comentarios (que no son tal) de spams.

Abrazos humanos y chispazos a los robots spam-módicos.

viernes, febrero 12, 2010

Día de los Enamorados

Antes de que los grandes almacenes y los dueños de casas rurales convertidas ipso facto en románticas estos días. Antes de que existiese casi San Valentín (el día, no el santo), me llegó un día 14 de febrero de hace novecientos años mi mujer y me dijo: Me he enamorado de otro hombre; te dejo.

¡Te dejo! ...Me quedé perplejo ¿otro hombre? pensé entristecido, herido en mi honor y amor verdadero.

Al rato (5 minutos) recapacité y me alegré de que se hubiese enamorado de otro hombre y no de un caballo o de una sopera. Al fin y al cabo y aunque las comparaciones son odiosas, tengo menos atributos sexuales que un caballo, pero más conversación que dicho corcel y que decir tiene, que la de una sopera, que no solo no habla, sino que parece todo el rato asombrada de que los fideos se paseen nadando de un lado a otro como angulas de mentira, de mucha más mentira que las gulas, que aun mentirosas, parecen verdaderas.

Ni que decir tiene que tengo más atributos (sexuales) que las angulas tipo fideo de la sopera, pero eso no viene al caso ahora, o nunca.

Yo le dije: Desde luego cariño, mira que eres oportuna ¿cómo se te ocurre dejarme en la nada, qué digo en la nada, en la hondonada un 14 de febrero? Menos mal que todavía no se ha inventado la parafernalia consumista enamoradizica, porque si no, como yo te quiero (y siempre te querré), te hubiera comprado un caballo con unos atributos (sexuales) tipo el de Espartero... ¿el torero? ¡qué torero! el valiente general (*) portando una sopera llena de angulas de mentirijilla en forma de fideo cabellín (no caballín) y hubiéramos hecho el amor sobre la sopera, ante la actitud atónita del caballo de Espartero y sus cojones.

Así que estés donde estés y con quien estés (si es que estás), cielo, feliz día de San Valentín. El caso es que por si vuelves y como todos los años, te he comprado un corcel con un atributo (sopero) tan gracioso, que la sopera que le he puesto encima, ha derramado las gulas hechas fideos al asomarse a verlo y ha cerrado su bocota anonadada como diciendo: esta boca es mía.

(*) De la Zarzuela La Gran Vía:


Elíseo. Un poquito más abajo,
según dijo un caballero,
se verá dentro de poco
el retrato de Espartero.

Todos. ¿El torero?

Elíseo. ¡Qué torero!
El valiente general,
el patriota de vergüenza,
el constante liberal.

viernes, enero 29, 2010

Si no se va la luz

Si no se va la luz, será porque los Pepe Gotera y Otilio que tengo en casa, instalarán a la perfección una toma de corriente para tres enchufes, uno para el frigorífico, otro para el microondas y otro para algún pequeño electrodoméstico (eso me dijeron ayer).

Estoy atrincherado en el cuarto del ordenador y oigo como resoplan, empujan, sacan cosas de una caja de herramientas, aunque parece (ni  me asomo) que está todo bajo control.

Es lo que les he dicho para darles confianza (que no sé si tengo) estoy por aquí, vosotros ya sabéis lo que tenéis que hacer (queriendo autoconvencerme)

La cosa es que yo vivo en una casa construida en el año 1967 y cuyas instalaciones fueron en su día....

¡¡¡diossssss suena un taladro a toda hostia!!!...

Sigo... Las instalaciones fueron en su día "retocadas" con una mezcla entre "manitas" y "ñapas" por el anterior dueño de dicha casa.

Es una casa muy divertida, pues te encuentras con interruptores que no encienden nada, con eternas lámparas azules en armarios escondidos y con tomas de enchufes doblados... me explico, que no están ni verticales ni horizontales, sino en ángulo... Es una maravilla esta casa... Siempre llena de sorpresas eléctricas sobre todo. Cuando yo vivía en la casa de arriba con mis padres y hermanos, recuerdo el constante ruido del taladro y me imaginaba lo que al final era: Una casa queso Gruyere con todos su agujeros tapados con enchufes y cosas insospechadas.

No oigo nada y no sé si es buena señal o mala. Es como cuando el niño que te ha tocado por hijo está en un cuarto anexo en silencio absoluto y tú absorto en tus absorteces, caes en la cuenta que llevas unos minutos sin oír al niño y cuando vas a la habitación anexa ves con horror como está pintando con esos rotuladores imborrables, indelebles, indeseables, toda tu ropa, la cama, las paredes y su propia carita de demonio.

¿Me asomo?

Joder es como una peli de miedo... Oigo ruidos y cosas pero no me atrevo a sacar la cabeza de esta pantalla.

Seguro que ellos me escuchan teclear y creerán que estoy trabajando o haciendo algo importantísimo, aunque mi pinta y la pinta de esta casa no denoten precisamente que yo parezca un notario.

Iban a venir a las 12 y son las 12:03... Es buena señal. han sido puntuales en el sentido de haber venido antes ¿no?

Voy a ver qué tal va la cosa....

viernes, enero 22, 2010

La bufanda que tenía alma

 Con permiso de mi Musa que inspiróme este texto hace muy pocos días y dedicado tanto a ella como a LOLITA LOP que ha "provocado" esta entrada.


Un día, la Musa dejó su bufanda al poeta.

Le dijo que la cuidase durante unos días como si fuese ella misma.

El poeta sintió un escalofrío al quedarse a solas con la bufanda de su Musa.

La cogió con el mismo mimo que miedo, pues temía dañarla o no ser merecedor de esa posesión.

Al acercarla hacía sí, sintió que una cascada de sentimientos le invadía.

Gozo, amor, ternura, alegría, melancolía, todo mezclado de golpe.

Se la llevo a la cara y el aroma de ese pedazo de tela, sin vida aparente, hizo que su corazón palpitase más deprisa.

Y llorando de emocion, de vida, de amor, cayó en la cuenta de que la Musa le había prestado su alma.

Y sintió más cariño que nunca por su Musa eterna y bella

Y envolvió su propia alma con el alma de su Musa hecha bufanda...

domingo, enero 17, 2010

Cartas de amor

El otro día, buscando unas fotos, de las de papel, encontré unas viejas cartas de amor, de un amor casi tan olvidado como recordado alguna que otra melancólica vez.

Leía la letra redondita de aquella noviecilla y me daba como pudor, como si estuviese cotilleando el corazón de una niña desconocida, aunque esta sensación no dejaba de ser una bobada, porque el destinatario de esas palabras llenas de amor, romanticismo, pasión y sexo era yo... aunque bien visto, era un yo, aquel yo, otro yo, no este yo que lo estaba leyendo en ese momento.

Comentaba esto con un amigo, días después, y ambos reflexionábamos sobre lo tontos que somos cuando estamos enamorados, que parece como si inventásemos las palabras o las frases: "Te quiero y siempre te querré" "Nunca te abandonaré"... Nos hacían gracia esos siempres y esos nuncas que soltamos con tanta pasión y que se convierten en el mejor de los casos en a lo mejores.

Pero claro, a nadie en su insano juicio (nadie está en su sano juicio cuando está enamorado) se le ocurre decir a su amada/amado: "Te quiero y a lo mejor te seguiré queriendo" o "A lo mejor no te abandonaré".

Total, que no encontré las fotos que buscaba y que deben estar tan escondidas como ese amorcito que tuvimos aquella noviecilla y yo cuando aún se sacaban fotos en papel y se escribían cartas de amor "de puño y letra".

miércoles, enero 06, 2010

Segunda Piedra

La gracia de tener un blog; entre otras; es que como no es una persona a la que "hay" que hablar, divertir, alimentar o amar, vuelve uno cuando quiere o puede y está ahí, como un robot, como una muñeca hinchable o como un plato de macarrones con tomate y chorizo.

Con las personas es verdad que es más complicado, pues como somos como somos, cuando a uno le apetece ver una película, a la otra persona lo que le "pone" es leer, o cuando a uno le apetece quedar con alguien, a ese alguien, lo que le mola es quedar con otra persona distinta a ti o leer otra vez o ver una película cuando a ti lo que te "pone" es, yo qué sé, follar.

Qué difícil es complacer y a la vez ser complacido. Hay veces que uno complace a un amigo, amiga o pareja por el simple hecho de complacer. Otras veces, a uno le encantaría ser complacido leyendo los subtítulos de una película de robots que se follan a muñecas hinchables, pero resulta que tu única compañía son unos macarrones con tomate y chorizo...