Esta mañana me he levantado relativamente tarde; a las once menos cuarto más o menos. Es lo bueno de estar de vacaciones y no “tener” que viajar; cosa que casi todo el mundo hace en cuanto tiene unos días libres de trabajo.
Si estás en tu propia casa y no en un hotel en el que tienes que desayunar como los alemanes; es decir a las seis o siete de la mañana, puedes levantarte a la hora que quieras y -como yo he hecho- recoger la ropa tendida y por fin seca (pero fría como un demonio), poner una lavadora y meterme en la ducha. Al salir de la ducha; una vez vestido y al empezar a doblar un jersey de mi hermana -que es una de esas bendiciones que no necesitan plancha (me refiero al jersey, no a mi hermana) - he reparado en que la etiqueta del cuello de la prenda decía: Colección Ocrán Sanabú.
Con un esbozo de sonrisa he vuelto a pensar en algo relativamente recurrente en mi vida: lo caprichosa que es la memoria, que te hace recordar cosas inútiles y se empeña en esconderte otras que necesitas en un momento dado y que te hace decir aquello de ‘espera, que lo tengo en la punta de la lengua’ para inmediatamente borrar esa brizna burlona de recuerdo. Qué juguetonas son las neuronas. Cómo se ríen de nosotros las condenadas.
Por eso, al ver ese Ocrán Sanabú escrito en la etiqueta del jersey, mi caprichosa memoria me ha hecho revivir algunas tardes de “juego” con mi hermano con la vieja Enciclopedia Espasa que mis padres tenían y cuyas primera y última palabra; de los tomos que la componían; todavía recuerdo: 1.- A-Bekker; 2.- Bel-Cozvíjar; 3.- Cr-Ezzelin; 4.- F-Izzo; 5.- J-Ocozol; 6.- Ocrán-Sanabú; 7.- Sanaco-ZZ
El juego era una especie de navegación por Internet, lógicamente sin Internet aunque si con aquellos librotes enciclopédicos. Abríamos una página al azar y mirábamos o bien la primera palabra o definición o la última que apareciese en la página, leíamos lo que significaba dicha palabra y volvíamos a navegar hasta la nueva página con la nueva palabra, volviendo a repetir la operación hasta que una de las definiciones era tan interesante que nuestra navegación terminaba o bien en el Congo Belga o en tipos de somormujos o en ignotos peces de zonas profundísimas del Océano Pacifico....
12 comentarios:
Vito...
Las cosas qué se te ocurren!... Llego a mi oficina, tomo un café, leo las noticias y repaso los blogs... Y me suena lo que escribiste y me pregunto donde lo ví. Y no he planchado nada de mi hermana, que no la tengo, y nada de mi hermano que se plancha sus cosas solo, supongo. Así que me levanto, salgo de mi despacho y voy a la sala de directivos y me detengo frente a la biblioteca... Y vuelvo, ya convencido de lo que me sonaba era coincidencia con la etiqueta. Sí, Vito... En la Espasa Calpe de nuestra biblioteca, tal como lo describiste. Esa especie de Internet en papel.
Yo recuerdo aquellos lejanos tiempos en los que no teníamos internet y para pasar el rato tenías que hacer uso de la imaginación, qué recuerdos, eso sí ahora mismo prefiero internet que ya no me quedan muchas neuronas.
No exacto como tú, pero si recuerdo lo mucho que disfrutaba cuando buscando una palabra, aparecía otra interesante y así de una en otra he pasado buenos ratos...
Es una buena forma de adquirir vocabulario, la curiosidad es la llave...
Qué juego tan estupendo!!!
Me has recordado una enciclopedia muy antigüa que aún sigue en casa de mis padres, que también tenía la primera y la última palabra en cada tomo. Nunca memoricé esas palabras...
hang tucker: ¡Que curioso que tengáis esa enciclopedia!. La "mia" la tiene una tia mia. ¡Saludo a ambas cuando voy a su casa!
chasky: Internet sigue siendo una fuente inagotable de recarga neuronal aunque también puede atrofiarlas ;)
ruidodetacones: Es verdad que leyendo es como se adquiere más y más vocabulario.
scape95: Pues mira las palabras mágicas de esa enciclopedia antigua. ¡Quizás sean las mismas!
Vito,
La enciclopedia que tengo en la oficina ya estaba ahí en 1977. No la "despedimos" porque el monto de la indemnización nos mandaría a la quiebra. Curiosamente recordaba de ella "Ocrán-Sanabú", el tomo seis, mucho más que las otras combinaciones. Son siete tomos, como dices, y dos apéndices.
Casualmente trabajé muchos años junto a una Enciclopedia Espasa Calpe (ante cualquier duda siempre decíamos "fijate en la espa"), pero tu recuerdo me llevó a otro. Cuando era chica me había propuesto como tarea aprender cada día una nueva palabra (al azar) del diccionario. Tenía hecho el cálculo: en 10 años conocería 3.652 nuevos términos, que multipliqué por 3 (por supuestas palabras afines), y ampliaría mi vocabulario casi en 11 mil palabras. Por supuesto que en menos de un mes me olvidé.
¡Nunca tuve los apéndices hang tucker! ¡Qué envidia!...
Pues no estaba mal el intento de ampliación de vocabulario; grismar; aquí en España han editado hace poco un diccionario para jovenes pues se han dado cuenta que éstos tienen un vocabulario muy limitado para comunicarse, por otra parte está la jerga de los teléfonos móviles que para decir: "te quiero mucho" ponen "tqm"...
Gracias al post he sabido que Ocrán Sanabú no sólo es una colección de jerseys sino el título de una novela, el de una obra plástica (que por lo que vi consiste en el lomo de la enciclopedia), el de una bitácora y que muchos citan la Espasa con ése título, como si fuese el nombre del libro, en lugar de Tomo VI. Hay todo un mundo llamado Ocrán Sanabú... Siempre se aprende algo.
¡Si que es curioso!. Ves ese nombre en un jersey, te recuerda al tomo de una enciclopedia y como bien dices; cinzcéu, esas dos palabras Ocrán Sanabú aparecen y aparecen en más sitios de los sospechados. Y lo que nos falta por aprender.
De pequeño, mirando la enciclopedia, juré que de mayor escribiría una novela y que el 'malo' se llamaría Ocrán Sanabú. Hoy he puesto en google las dos palabras y he descubierto que no fui el único en pensar algo semejante...
..qué curiosos son los derroteros de la memoria.
He dado con este blog buscando como comprar un libro que leí hace ya tiempo y me gustó mucho. En aquel entonces me lo dejaron y yo ahora quería regalarlo. Se llama "Ocrán Sanabú" lo aconsejo, es de Pilar Galán de la Editorial de la Luna, no lo encuentro de momento en librerías pero lo localizaré, curiosa y entretenida historia. Desde luego el protagonista no es exactamente el malo como Tanty quería escribir. Así que Tanty, todavía tienes tiempo.
Publicar un comentario