domingo, febrero 05, 2006

La Matanza de Cifuentes

“Hubo seis cosas en la boda de Antón, cerdo y cochinillo, puerco y marrano, guarro y lechón”.


12:37: Llego a la gasolinera del km. 77 de la A2 dirección Zaragoza. Allí me encuentro con que ya están Luismi, Rosi y su hija Verónica, así como Carlos y Bea.

13:01: También llegan Carlos Zaragoza que curiosamente viene en la dirección de su apellido y su mujer Ana. Con el resto hemos quedado en Cifuentes, así que dejo mi coche en la gasolinera y me monto en el de Carlos y Ana.

13:12: Cifuentes. Vemos a Jesús Mena, a su mujer Charo y a su hija Yana. Hay que esperar a “El Pelos” y su mujer María y su hija Alba y a Belén, Juan y su hija Laura que como siempre llegan los últimos. Después de varios botellines y presentaciones nos sentamos a la mesa.

14:33: En la mesa ya está la ensalada de tomate con jamón y tocino salado que vamos pinchando mientras yo hago un castillo de abrigos entre dos sillas que inexplicablemente se tira toda la comida sin caerse.

14:40: Gachas del Pastor.

14:51: Torreznos de Alma.

14: 58: Migas Alcarreñas.

15:06: Morcilla de arroz.

15:11: Picadillo Matancero.

15:18: Oreja a la plancha.

15: 29: Sorbete de Cava.

15:45: Costillas adobadas.

15:58: Somarro del Matarife.

Todo esto regado con vino del terreno y algunos insensatos; agua.

Se me van las horas. Así que a no sé qué hora llega el Popurri de Postres: Tocino de cielo, Leche frita, Tarta de mora, Hojuelas con miel y flan y como desengrasantes: café de puchero y orujo de hierbas.

Luego nos fuimos a ver las yeguas de Miguel; el hermano de Luismi; ambas están preñadas y las niñas no pueden montar y dar un paseo, pero si acariciarlas. A algunos hombres del grupo nos regala una descomunal cebolla que tiene pinta de saber a gloria y que no tiene nada que ver con las cebollas todas iguales de los supermercados.

Decimos de ir a tomar una copa (o más) a Torija donde nos invita Carol, la sobrina de Luismi. Decidimos tomar la penúltima en Rebollosa de Hita. Ana y Carlos me llevan a la gasolinera donde yo había abandonado mi Golf por la mañana y ellos se van a Madrid, pero yo me acabo acercando al Hogar del Jubilado y único “bar” del pueblo. Allí soy yo quien invita a una o dos rondas por haber sido mi cumpleaños y porque sí. También se decide –estas decisiones son muy de bar- que en abril; Carlos Canales traerá un jamón; Juan hará una caldereta de cordero; “Chule” (el dueño del bar) pondrá barriles y más barriles de cerveza y yo digo en francés que prometo llevar unas cuantas botellas de Brut Imperial Moët Chandon -que ya sé que no pega nada, pero yo soy así de innovador- ante la mirada atónita y la posterior aprobación satisfactoria de “Chule” y del resto de los hombres que nos damos la mano como señal de palabra de honor.

Yo me fuí a las 12:37 de la noche (o sea 12 horas después de haber llegado a la gasolinera). Algunos se quedaron a dormir en el pueblo con tanto alcohol en las venas como sentido común al no conducir.

De vez en cuando vienen bien estos baños de reciedumbre, de amistades de años, de comilonas rotundas y de sentimientos quizás algo primarios en sus modos, pero tan sinceros que emocionan hasta al torrezno de alma más duro.

Nota: Tanto Cifuentes, como Torija, como Rebollosa de Hita son poblaciones de la Alcarria, de Guadalajara.

3 comentarios:

Cinzcéu dijo...

El relato me abrió el apetito aún sin conocer esos platos locales. Cuidado con lo que escribís, Vitore, que pueden denunciarte por "apología del colesterol".

mmm dijo...

...y todo eso cabe en el estómago...jajajajja!!!

Grismar dijo...

Vitore: lo tuyo es peligroso, cuando llegué a leer la mitad me hiciste engordar dos kilos, por suerte cuando seguí leyendo quedé tan borracha que me olvidé que había comido.