sábado, septiembre 03, 2005

tarot


Ayer, mi amiga y compañera de trabajo Toñi, nos echó las cartas de tarot a Carmen, Marijose y a mí.

Aunque yo no creo mucho en estas cosas, me presté con confianza, algo de reticencia y otro poco de curiosidad.

La experiencia; en mi caso; resultó como mínimo curiosa, pues a pesar de que Toñi me conoce relativamente bien (llevamos trabajando juntos casi un año y hemos hecho buenas migas) aparecieron esbozos o partes muy claras de mi personalidad en dichas cartas que; al fin y al cabo; ella no tenía por qué conocer: idealismo (pájaros en la cabeza), estabilidad relativa (le di la vuelta a la carta de dicha estabilidad), o hasta el desamor "guiseliano": (un corazón con tres espadas atravesándolo)...

Pero sin duda la más inquietante fue la carta que significaba más o menos un problema o algo que yo creo que no tiene solución, aunque en sí, parece que si la tenga...

No se me ocurrió nada en el momento. Nada que significase para mi un problema tangible irresoluble, hasta que caí; al llegar a casa; en algo que los que me conocen saben que no es una obsesión en sí, aunque si sea un tema recurrente (quizás soy carne de psicólogo): la falta de amor romántico, tierno, sexual, acariciante, pasional en mi vida.

Como nunca he tenido a nadie que me dijese: te amo, ni nadie que hiciese el amor conmigo, es probable que ese sea el problema al que yo no veo solución.

Que yo sepa, nunca se ha enamorado de mi una mujer, por lo que nada he podido hacer para resolverlo (me niego a estar con quien sea para no estar sólo). Me he canalizado más o menos bien como persona, pero parece que mal como hombre, por lo menos en el sentido romántico y/o sexual de la palabra.

Conclusión: siempre me saldrá la carta esa con un señor rodeado de espadas y con los ojos tapados con un pañuelo. La carta con el eterno problema sin solución....

"Mi escudo; mi arma es el humor. Es lo que me hace fuerte... ¡y la música!"

¡Gracias por los polluelos, har!

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