domingo, junio 29, 2008

Fin del mundo

Yo no sé si soy el último humano que queda sobre el planeta. Ni lo sé, ni en realidad me importa después de todo lo que ha pasado en tan poco tiempo.

Y es que si te pones a pensarlo y a pesar de que los acontecimientos han sido tan brutales, han debido pasar solo uno o dos meses desde que empezó todo.

Los humanos lo hubiéramos llamado el fin del mundo, pues siempre hemos sido tan fatuos, tan orgullosos, que hemos creído que si sucedía algo como lo que ha pasado, sería el fin del mundo, cuando en realidad, sería o ha sido el fin de la humanidad (aunque como mínimo quede yo).

No sé si el planeta está entero después de tanta actividad. Me pasa como antes cuando imaginaba poder ser el último humano: que no me importa.

Si el planeta se ha convertido en un icosaedro, me es indiferente. Lo que sé, es que todo lo que alcanzo a ver es como si fuese el Amazonas, lugar en el que nunca estuve, pero que sí vi en múltiples formatos: fotografías, documentales, ordenador, etc., y que en su belleza, no se parece en nada a la ciudad en la que vivía hace eso, uno o dos meses.

Empezó todo muy deprisa. Una de las cosas más espectaculares fue cuando todo lo relacionado con el petróleo, se convirtió en unos pocos minutos en agua corriente y curiosamente potable. Fue terrible saber que miles de aviones que surcaban los cielos del mundo, cayeron en picado pues su combustible se convirtió en agua. Igualmente espeluznante fue ver las caravanas de vehículos de todo tipo con su gasolina convertida en agua y observar a los aterrorizados conductores escapar de ellos, incapaces de volver a arrancar los mudos motores. Todo era una cadena de parón general de la industria, de la electricidad, de toda actividad referente al crudo convertido en cristalina agua.

Los gobernantes de todos los países, creyeron ver atentados, armas secretas, presiones militares o diplomáticas por parte del adversario, pero como ningún ejercito podía moverse, llegaron a la conclusión de que o bien era el fin del mundo, o bien –esto era lo más lógico- no tenían ni la más remota idea de lo que estaba pasando.

Lo mejor –peor en términos humanos- estaba por llegar, pues un día, el planeta decidió sacudirse las pulgas humanas, fue como cuando un perro sale de un río y menea todo su cuerpo para despedir miles de gotitas de agua. Eso hizo el planeta. Se sacudió de golpe y a la vez por completo. Es como si la naturaleza hubiese estado creando un paraíso vegetal bajo nuestras moles de hormigón y cuando la tuvo lista, decidió despedir todo lo relacionado con la civilización. Me cuesta escribir esta palabra sin hacerle un guiño de complicidad a la nueva situación: civilización, ja.

Terremotos, diluvios, tsunamis… Todo preparado para volver como en un círculo a los orígenes. No hubo ni rastro de dioses, ni de ángeles tocando trompetas, ni de almas subiendo al cielo. Solo hubo destrucción de la chapuza humana que había durado tanto tiempo y construcción de algo que no sé lo que es, pero que es como el Amazonas, el sitio ese que decía antes que nunca llegué a ver, pero que recuerdo haber visto en formatos como fotos, documentales, etc.,

jueves, junio 26, 2008

Las notas-II



Al principio me ha costado ver si había aprobado el Curso de Acceso (lo que se ha producido por los pelos) o no, ya que en la web de la UNED, se repiten las calificaciones de una y otra materia y no es hasta que lo miras detenidamente cuando se ve la nota final del CAD que en mi caso ha sido de 5.6


Esta nota es como le comentaba ahora a un amigo que está en parecidas vicisitudes a las mías: Si has estudiado como un animal, si no has salido con los amigos, si no has ido al cine ni a ningún concierto y sacas un 5, te tienes que sentir fatal ante el pobre resultado de tanto esfuerzo. Ahora bien, si has estado todo el día de cachondeo, o has trabajado hasta las mil y cuando llegas a casa te apetece un comino ponerte a ver las circunstancias de la Historia Contemporánea en la Segunda Revolución Industrial o las diferentes corrientes psicológicas que han influido en el desarrollo de esta disciplina en el último siglo XX, pues el sacar un 5 te resulta tan gratificante como en parte increíble.


Ahora viene la duda de si matricularme o no, aunque en este momento de cierta exultación (aunque relativa) si me parece que voy a intentarlo.


De momento, a veranear como cualquier estudiante... :D

martes, junio 17, 2008

Las notas

Pues no. Todavía no se saben las notas de los incautos que el 18 y el 24 de mayo nos metimos en el Pabellón de Convenciones de la Casa de Campo para examinarnos de seis quisicosas.

Y no ando yo muy obsesionado con ellas, pues apenas miro la web de la Universidad Nacional de Educación a Distancia para consultarlas. Como mucho entro un par de veces a la semana.

Aún así, el domingo pasado, mi subconsciente (que todavía no sabe si es inconsciente o no), me hizo ver que quizás si me importe -aunque sea por curiosidad- saber si he aprobado estos ecuánimes exámenes o no, pues se dio esta situación.

Madre de Vito: Vitore; anda, baja aunque sea al chino de Doctor Vallejo y compra dos barras de pan, un saco de arena para Travis -que me parece que la china los tiene de 2kg- y unas patatas fritas que no tengo ganas de pelar y de freir. Toma 4 euros.

Yo: Que raro que haya bolsas de arena para gatos de 2kg.

MV: Pues sí, un día me trajo Poche una pequeña y me dijo que se lo había comprado a la china de la esquina.

Y: Pues será. Hasta ahora.

Entré a la tienda y había un señor bebiéndose una lata de Mahou allí mismo, lo que me extrañó, porque un chino es un chino, no un bar, pero las dos mujeres asiáticas, tan discretas, no le dijeron que qué era eso, ni el buen señor abría la boca más que para meter el morro en el hueco de la lata.
Como la escena no iba conmigo en sí, cogí la bolsa de arena (de 5 kgs, ni rastro de las "famosas" bolsas de 2) agarré una bolsa de Lay's fritas con auténtico aceite de oliva (ni rastro del falso aceite de oliva) y le pedí a la china más joven las dos barras de pan, tan liviano como el pan de gambas de los restaurantes chinos.

Y: ¿Cuánto es?

China joven: Cuatlo eulo.

Y: Toma. Hasta luego.

CJ: Taluegobuenodía (así todo seguido)

Llegué a casa con la compra y me dice mi madre al rato, cuando había dejado todo en su sitio (sea cual sea el sitio de esas cosas en la casa) y apenas recordaba la recentísima compra:

MV: ¿Te han dado la nota?

Y: ¡Que va! Por lo visto tardan un mes o más en dárnoslas. A Toñi el año pasado le tardaron eso, día más día menos.

MV: Hijo, me refería a la china, que si te ha dado nota la china.

Y: Ah no mamá, la china "tampoco" me ha dado la nota pero han sido exactamente cuatro euros, no te he sisado nada. (Echándonos los dos a reír mientras le explicaba lo de la UNED)


Así que sí. Quizás esté más pendiente de los resultados de lo que yo mismo quiera reconocer...

miércoles, junio 11, 2008

Paraguas


Paraguas: Oye majo, hace siglos que no escribes un cuento, ni una historia, ni nada.

Yo: Pues sí, entre los estudios y las patatas bravas y mi limitado talento, pues así estamos.

P: Hombre, pues podías escribir un cuento en el que yo fuese el "prota".

Y: Mira, ya tuve una conversación parecida con mi blog hace meses y al final para quitarme de encima la “culpa” le conté una historia sobre un papel de un señor japonés.

Blog: O sea que ¿me contaste la historia para quitarte de encima la culpa? Ya te vale.

Y: Bueno blog, no fue exactamente o exclusivamente para no sentirme culpable, sino porque surgió así. No te enfurruñes, anda

P: Pues entonces, podía surgirte una historia sobre mí, o sobre cualquiera de mis colegas paraguas.

B: Y de paso la publicas en mí y los tres tan contentos.

Y: Sí, sobre todo yo, que antes “tenía” que contentar a un blog y ahora a un paraguas sin garrota. No sé si me va a dar la cabeza para tanto pues diré que antes de hablar contigo; señor paraguas sin mango; la función que desempeñas, me era más bien indiferente cuando no incómoda. Prefería mojarme o ponerme un chaquetón con capucha, que llevarte, teniendo en cuenta además tu forma especialmente rara, pero ahora que te has puesto a hablar conmigo y cuando el otro día me acompañaste a tomar un café, como que te cogí algo más de cariño.

P: Ay, gracias. Mira que me has tenido años olvidado. Me acuerdo que me regalaron a ti en una perfumería un día que te compraste un perfume pijo y que pusiste cara de pocos amigos cuando la bella dependienta me agarró y me pasó a tus manos. Como comprendo a los hindúes a los que cuando les das un regalo, se niegan a abrirlo en tu presencia para que no notes en su mirada una posible decepción ante él. Tú no disimulaste. Primero porque no eres hindú y segundo porque mis sentimientos (que reconozco que no mostré) te importaron un pimiento de Padrón.

Y: Pero mira por donde, después de estar ahí en un rincón, más tirado que una colilla, el otro día y viendo que llovía a mares, te pillé y me viniste de perlas.

B: Oye, ¿esto lo vas a publicar o algo?

Y: Pues no sé ¿No te parece bien? La verdad es que si ya es cojonudo hablar con cosas que se supone que no hablan, como un blog, lo de hablar a la vez y también con un paraguas con el mango recto es un poco extraño.

P: Joder, pues a mí me ha emocionado lo de que al final te hayas reconciliado con nosotros los paraguas. La próxima vez que llueva, anda con cuidado que lo mismo con la emoción, echo alguna lagrimita y resulta que te vas a acabar mojando con mi llantina de alegría y te vas a creer que he perdido mi capacidad impermeable y es que voy a estar lloriqueando por dentro y me vas a tener que dar un pañuelo de papel para que me suene.

B: Me imagino la escena, jaja. Lloviendo sin parar y el tío Vito mojado dentro de tu protección, intentando limpiarte los moquillos paragüeros con el dichoso pañuelo. Anda, publica esta historieta y alegrémonos de nuestra extraña amistad y de la surrealista conversación.

Y: Pues ahora mismo publico esto y además voy a acompañar esta surrealista conversación -como bien dices, blog- con una foto para estar los tres juntos: El paraguas sin mango, tú y yo.

P: Gracias por la charla y por utilizarme en esta primavera tan austral.

Y: De nada.

B: Pues vamos allá.

viernes, junio 06, 2008

curso de oratoria procesal


Me he encontrado con este anuncio de un curso de Oratoria Procesal.

La frase subrayada no tiene desperdicio ni como oratoria, ni como procesal, como he puesto en la nota adjunta.

Así nos va.