Kaamla es una joven afgana que ha decidido ser libre.
Ha ido recopilando trozos de espejos; unos más grandes, otros más pequeños, redondos, cuadrados, aunque la mayoría tienen esas formas poligonales caprichosas que se suelen deber a la rotura y a la separación en una especie de Big Bang especular de esos trocitos que formaron un todo; un espejo quizás de cuerpo entero que es lo que a escondidas está construyendo Kaamla.
Hoy Kaamla lleva bajo su opresivo chador el último cachito de espejo.
Lo ha ido montando cuidadosamente en una tela, pegando pieza a pieza hasta conseguir lo que se ha propuesto: un gran espejo en el que poder mirarse.
Con un poco de nerviosismo ha sacado el último espejito, la última pieza con la que va a terminar ese rompecabezas tan fácil de hacer; pues todas las piezas son un espejo; pero tan difícil a la vez pues Kaamla ha debido memorizar cada semana, cada mes, qué piezas le faltaban.
Ha ido al desván.
Ha cerrado la puerta con cuidado.
Ha sacado la tela envuelta y escondida tras un inservible mueble y ha pegado el espejito.
Ha colgado el conjunto.
Casi se le para el corazón al verse reflejada a través de los agujeros que su chador tiene para poder ver.
Se ha ido desnudando poco a poco.
Siempre viéndose a través de la red del burka por la que hasta ahora ha mirado el mundo.
Por fin se ha quitado el burka.
Al verse tan bella, tan perfecta, ha empezado a acariciarse entera, a masturbarse sin dejar de mirarse con pasión, a gozarse sin freno.
Kaamla es una joven afgana que ha decidido ser libre.
9 comentarios:
Preciosa historia, Vik.
Besos!
Vaya, le has dado buen uso a tu nuevo ordenador.
Bonita historia Vito, deja muchos pensamientos que después se convierten en preguntas, y eso es lo bueno de tu cuento.
( Me deja pelin preocupada que pillen a la muchacha haciendo esas cosas, que los "radicales" de por allí, tienen piedras muy grandes.)
Pero pasito a pasito ....
Beshitos
Vaya...
Yo estoy con Chulima, ¡que no la pillen!
Me he emocionado, ojalá Kaamla exista y ojalá se acaben todos los burkas visibles e invisibles.
Besos :)
Es terrible ver el mundo a trav�s de los agujeros del burka, imagino , porque aunque tuve uno en mis manos no me dejron ni probarlo.
Te pod�a pasar una foto para ilustrar el post ;-)
Hola Vitore!! Cuánto tiempo sin pasarme... veo que sigues en activo!
Me ha gustado tu cuento, ese cierre, esa última frase remitiendo al principio, y a todo, es perfecta.
Un beso.
Hormosa historia de una libertad reconquistada
;)
Una historia preciosa, de esas que te dejan un sabor dulce en la boca...
Ojalá existieran muchas Kaamla, tantas, que juntas hicieran desaparecer los prejuicios contra el sexo y las mujeres...
Besos!
Gracias como siempre por los comentarios. Estamos en verano y se agradece que alguien lea (no como yo que estoy blogvago)... Lo que me ha sorprendido es no tener esta vez ningún comentario masculino...
Besos; mujeres.
Publicar un comentario