sábado, enero 14, 2006

Percepciones interplanetarias

Hay veces que se tienen los poros más abiertos y parece que uno tiene más percepciones de cosas nimias que otros días en los que se está más espeso.

Hoy estaba yo en uno de esos días en los que parece que acabas de aterrizar en un planeta nuevo y todo te parece sorprendente: Desde al anuncio del método Pilates que parece que no eres nadie si no haces este tipo de ejercicios, hasta mi vano intento de utilizar el metrobus aún a sabiendas de que estaba caducado y no podría, pero por la simple curiosidad de ver qué me decía la máquina que se ha limitado –en su también limitado lenguaje- a decirme; poniéndose colorada: billete no valido.

Y luego ya en el Metro, con mi metrobus nuevo y legal a todas luces, la entrada de dos abueletes: uno, alto, con el pelo como una escarola, pero con entradas, con una pulsera de oro un tanto femenina para mi gusto –allá cada uno con los suyos- un sello también de oro. El otro, mucho más bajito; con el pelo liso, para atrás, con ese aspecto de pelo que ha estado mojado por la mañana, pero que ahora está seco como la mojama, éste llevaba un abrigo gris que le llegaba hasta casi los pies. Ambos han entrado hablando a grito pelado pues el bajito y más abuelo llevaba un sonotone.

Les ha dado tiempo a hablar de como uno de ellos –el del “sonotone”- tenía cita previa; no para el médico de algo, como inocentemente he pensado yo; sino para viajes de jubilados y de cómo no le apetecía ir a Peñiscola porque le habían dicho que no había marcha por las noches, ni bailoteo, ni “na”. Y de cómo el otro no podía acordarse de ese otro pueblo al que fueron que estaba precisamente al lado de Peñiscola y de como habían conocido en ese pueblo -del que no se acordaban- a la prima de “la Pantoja”.

Me he bajado sin llegar a saber el nombre del pueblo ese de al lado de Peñiscola. Luego, en la estación de Ventas, ya en la Línea 2, me ha preguntado el abuelillo bajito que si el Metro que llegaba en ese momento iba a Sol, que antes era por el otro andén. He estado a punto de mandarle al otro andén, por no acordarse del pueblo, pero he sido bueno y le he dicho que sí, que iba a Sol, que no se preocupase de nada en la vida.

Ya en la calle y mientras esperaba la llegada del amigo con el que me iba a tomar un café, me ha abordado un japonés elegantemente trajeado diciéndome que por donde se iba a Serrano.

Al ir a decírselo me ha espetado: "Aaaaaserranolagascaserranolagascaserranolagasca". (Serrano y Lagasca son dos calles de Madrid, cercanas a donde estábamos)

Atónito ante tal parrafada, le he cortado amablemente y le he dicho: konichiua por esta calle hasta tres o cuatro harigato-tai más. Creo que no ha entendido mis rudimentos de su idioma -para su desgracia, colocados fuera de contexto- pero se ha ido tan campante por la dirección correcta; que no es poco ni para él ni para mí.

6 comentarios:

Cinzcéu dijo...

Deliciosa crónica urbana. Me sorprende cuánto pueden intercambiarse estas anécdotas entre Madrid, Buenos Aires u otra gran ciudad contemporánea. Sobre los japoneses: ¿habrá alguno en Japón o estarán todos sacando fotos en otros países?

Grismar dijo...

Me encantan las acotaciones en tus textos que nos ayudan a entender mejor a los "de afuera".
Aquí te chocás con japoneses y chinos todos los días, los reconocés de inmediato porque los chinos tienen un supermercado y los japoneses una cámara. Besos.

Lo dijo...

MI abuela me llamó una nochevieja desde nosedónde, no se le oía nada, pero la música de fondo (Riki Martin) sonaba a todo trapo y mi abuela no podía para de decir "feliz año nuevo nena" como una borr...ups,como una abuela amorosa que no oye un pijo. Si lo de jubilarse estará bien, y lo de preguntar por mil cosas con la excusa de la edad...y ni te cuento de lo de usar los asientos verdes de los autobuses sacando a bastonazos a alguna jovencita insolidaria!!!je, je, menuda fiesta!

Anónimo dijo...

POS YO DEBO DE SER MEDIO JAPO POR QUE CUANDO VOY ALGÚN SITIO, ANUKE SEA A LA SIERRA DE MADRID QUE LA TENGO MUY VISTA, HAGO 500 FOTOS, 400 IGUALES, PERO ME HACE FELIZ PLASMARLO TODITO EN LA CAMARA...

Anónimo dijo...

Yo creo, de verdad, que podrías sacarte un sobresueldo como guía turístico. Se domina la geografía, don de gentes, conoce idiomas...

Eso se paga, compañero. No dejes que el Metro de Madrid abuse de tus servicios gratis.

Ánimo, si necesitas un agente me avisas :)

Vitore dijo...

Ahora que lo pienso. Me parece que el japonés que me preguntó la calle era chino, pues no llevaba cámara y el traje, aunque elegante, tenía pinta de chino. Conclusión: era chino.