domingo, enero 29, 2006

Invincible summer

"En las profundidades del invierno, he aprendido al fin que dentro de mí reside un verano invencible".

Esto es lo que dice Albert Camus en la contraportada del CD de k.d.lang llamado 'Invincible Summer'.

Os dejo esta canción para que os lo apliquéis... si podéis.

k.d.lang: summerfling

viernes, enero 27, 2006

Obras y Medallas-2

Algunos de los mandatarios municipales que nos están obligando a las empresas constructoras a terminar las obras en un tiempo record, tienen miedo de que a la gente le dé también miedo el hecho de meterse en un túnel de unos cuantos kilómetros contando con que no haya ni accidentes ni atascos históricos que pueden agobiar y dar cierto sentimiento de claustrofobia a no pocos conductores.

Para ello; en el túnel que estamos a punto de terminar; se les ha ocurrido a los munícipes pensantes, la brillante idea de decorar dicho túnel con paneles de ningún color; es decir: blanco brillante –¡como su propia idea!-.

Intentan dar con ello una sensación de luminosidad que a mi; cuando se llevan colocados unos pocos de estos paneles; me da un poco la sensación entre de hospital y de esos túneles tan misteriosos que o bien nuestro cerebro o bien nuestra alma –si es que contamos con algo parecido- ven cuando el cuerpo está en trance de morir y que es un túnel; como poco: inquietante, pues tanto gentes creyentes como no creyentes, han vivido de igual manera ese viaje de ida y vuelta -pues ninguno de los que lo ha contado ha fallecido en sí- hacia una luz de colores nunca vistos y han recibido en dicho túnel la bienvenida de familiares o amigos muertos mientras el viajero ha visto a toda velocidad pasajes de su vida y hasta que alguien le dice que no le ha llegado la hora y que vuelva a su cuerpo lo que suele causar un cierto desagrado en el tunelero que ya se veía libre de sus kilos para siempre jamás.

Nosotros estamos dotando a nuestros túneles de salidas de emergencia por si se da el caso de que nos digan que no ha llegado nuestra hora o de que no llegamos a nuestra hora que será lo más probable. Los que vivan en Madrid o vengan de visita, ya dirán que les parece el luminoso túnel y como se les queda el cuerpo y el alma –si es que contamos con algo parecido- al viajar por él.

Buen viaje.

Prometemos luz al final del túnel....

miércoles, enero 25, 2006

Medallas y Obras


Yo no viví esa época como trabajador; apenas como niño; pero lo bueno; por decir algo; que debía tener la dictadura de Franco era que como no había legislaturas ni elecciones generales ni locales, ni de nada; entre que el dictador inauguraba un pantano y otro podían pasar unos cuantos años y no necesariamente los cuatro a los que los que trabajamos en la Obra Pública estamos abocados; ya hagamos una calle de un pueblo o las Pirámides de Egipto-II.

Entrada la democracia y ya trabajando en este negocio, me tocó vivir una inauguración “de mentira” de una depuradora de aguas residuales cuyo nombre era; y sigue siendo: Estación Depuradora de Aguas Residuales de Villalba de Guadarrama y Municipios Adyacentes “El Endrinal”; toma ya nombrecito.

Y digo lo de la inauguración “de mentira” porque como se acercaban elecciones; el Presidente de la Comunidad de turno quería inaugurarla a toda costa. Como no habíamos terminado la obra, tuvimos que llenar los depósitos de agua, poner césped artificial y hacer “como si” funcionara la instalación. Desde una loma adyacente observamos como hacían el "paripé", y allí desde lejos veíamos nuestra depuradora más bonita que un San Luís, llorando de la emoción del momento.

Acabada la payasada política, quitamos el "atrezzo" y seguimos trabajando unos meses más hasta la terminación; ya sí; y el funcionamiento hasta hoy.

Ahora la política salpica cada vez más a los técnicos, a los que nos obligan a correr, a intentar realizar unos proyectos hechos también deprisa y corriendo y que normalmente hay que rehacer más corriendo y más corriendo y más corriendo, porque están mal pensados o cojos técnicamente, porque también a ellos les han obligado a correr a su vez. Todo para que el Alcalde o Presidente de turno se pueda colgar sus medallitas en SU legislatura correspondiente.

Mientras, la construcción registra muertos y más muertos en accidentes laborales.., pero no importan.

¿A qué político le importa una mierda de obrero muerto?.
¿Qué mandatario es capaz de comerse esos muertos a costa de su avaricia, de su poder?.
Todos ellos.
Ni pestañean.
Son estadística.
Es el precio por el bien común de la ciudadanía; dicen.
Cuánta basura dialéctica.
Apestan.

¡Pero venga, vamos!. ¿En qué estás pensando?. ¿Qué estás escribiendo?. Venga, que hay que inaugurar, deprisa, más deprisa, más y más deprisa. ¡Más, más, más!...

domingo, enero 22, 2006

Cinco extraños hábitos de vitore

Resulta que grismar me ha invitado a este juego en el que parece andar metido todo el planeta “bloguero”.

De hecho, no creo que pueda reenviar el jueguecito a nadie porque entre que los enlaces que tengo ya han sido enlazados por otros anteriormente para jugar a ello y entre que los que no lo han hecho; está un señor como harry.c cuyo blog consiste en viñetas... aunque esto si sería divertido, que mediante viñetas pusiese sus cinco manías o hábitos extraños... y en fin que luego hay blogs que leo y en los que comento, pero que no suelen hacer lo mismo conmigo, yo creo que en mí –como pasó con incondicional- parará una de las ramas de esto.

Y ya metiéndome directamente en mis manías o hábitos raros. No me ha sido muy fácil encontrar cinco, no sé si porque de tener hábitos extraños, a mi a lo mejor me parecen perfectamente coherentes de tanto repetirlos.
Pero bueno, intentaré hacerme un auto análisis a ver que sale:

1º.- El primero que se me ocurre es el hábito de ordenar mis múltiples Cds (más de 1000) alfabéticamente, lo que me lleva a mover todas las filas y todas las columnas de los muebles (cada uno "de su padre y de su madre") si se da la tragedia de que me compro un Cd de un artista cuyo apellido empiece por “A”. Si el artista se apellidase Zumalacárregui, no tendría que mover nada y daría palmas de alegría incontenida, pero no suele ser el caso.

2º.- Siempre retuerzo las servilletas de papel de los bares, sobre todo esas que tienen un ligero satinado y no limpian nada la grasa o fritanga esparcidas en manos, bigotes, codos, tobillos, etc. Las retuerzo y luego hago un nudo marinero con ellas, o dos si quedan los cabos lo suficientemente largos.

3º.- Este hábito también es de bares. Sobre todo de esos restaurantes de comida de “aquí te cojo aquí te mato” en los que los manteles son de papel. Saco mi eterno lápiz; que llevo siempre en la camisa; (si es verano lo llevo en un bolsillo o riñonera) y me pongo a dibujar, o bien lo que sea, o –disimulando por si me pilla in fraganti- a cualquier comensal que sea “dibujable”. Hace años estuve en un trabajo en el que una camarera del bar donde íbamos a comer, se guardó algunas de mis “obras de arte”, cuando no el mantel entero.

4º.- Un hábito que no he perdido con los años es el de mirar a los ojos a la mujer a la que me acaban de presentar. No sé que tendrán los míos –ojos de no seductor, supongo- que muchas se convierten en amigas incondicionales, en confidentes que me abren sus almas sin pudor alguno. No he hecho mucho el amor que digamos, pero ese mirar o esa actitud me ha dado momentos muy placenteros anímicamente.

5º.- El último que se me ocurre, tiene que ver también con la música y es la manía de querer identificar que canción está sonando muy bajita en un hipermercado y una vez que la identifico, acordarme del titulo y visualizar si la tengo en esos armarios cada uno "de su padre y de su madre" y me vuelvo a casa sin los yogures que tenía que haber comprado, pero con la cancioncilla en la cabeza.

miércoles, enero 18, 2006

El perfume que empezaba por "A"

Quería regalarle su perfume favorito como principio del fin, como una especie de hola; me voy.

Casi no podía imaginarla sin él. Cuando se echaba unas gotas, su belleza se multiplicaba, el brillo de sus ojos se volvía lacrimógeno pues no podía admirar esos ojos sin casi llorar él a su vez.

“Sólo me quedan unas gotas”: decía ella, poniendo el morrito mimoso, desamparado, resignado al fin del aroma. Y es que el perfume; en efecto; ya no se distribuía en la ciudad, ni en el país entero. Y era verdad que en el frasco sólo quedaba una ligera capa de liquido amarillo como el oro, que ella había ido alargando y alargando como una hechicera, como una encantadora de perfumes.

Él sabía que ella nunca le amaría, pues además de ser su amiga y sólo amiga, se había enamorado de una lesbiana de voz ronca, tan masculina era su pareja, que dicen que llegaba a agarrarse la zona donde los hombres tenemos nuestros atributos y se colocaba dichos atributos; invisibles físicamente; pero sin duda enormes y bien presentes en su psique.

Decidió buscar el perfume como regalo de Navidad, sabiendo que él ya no lo disfrutaría, ya no lo olería y le reconfortó saber que nunca lo encontraría en otra mujer en la calle o en cualquier otro lugar donde los perfumes recuerdan y te hacen recordar. Lo encontró en Tailandia. Compró un frasco por Internet y a los pocos días lo tenía en su casa.

Escribió una carta en la que contaba como durante esos días había surcado mares embravecidos, selvas asfixiantes llenas de peligros inminentes, hasta llegar a un chamán que mezclando hierbas únicas y extractos secretos había logrado el elixir, el perfume que en su caja de cartón de correo de vía aérea, ella tenía en sus manos.

Llorando como una "Magdalena", le dijo que era el regalo más imaginativo y más bonito que nadie; ni siquiera sus dos amores idolatrados le habían hecho jamás.

A los pocos meses, él ya no pudo ser su amigo, su ángel de la guarda, su confidente, su nada. Sólo recuerda que el perfume empezaba por “A”.

sábado, enero 14, 2006

Percepciones interplanetarias

Hay veces que se tienen los poros más abiertos y parece que uno tiene más percepciones de cosas nimias que otros días en los que se está más espeso.

Hoy estaba yo en uno de esos días en los que parece que acabas de aterrizar en un planeta nuevo y todo te parece sorprendente: Desde al anuncio del método Pilates que parece que no eres nadie si no haces este tipo de ejercicios, hasta mi vano intento de utilizar el metrobus aún a sabiendas de que estaba caducado y no podría, pero por la simple curiosidad de ver qué me decía la máquina que se ha limitado –en su también limitado lenguaje- a decirme; poniéndose colorada: billete no valido.

Y luego ya en el Metro, con mi metrobus nuevo y legal a todas luces, la entrada de dos abueletes: uno, alto, con el pelo como una escarola, pero con entradas, con una pulsera de oro un tanto femenina para mi gusto –allá cada uno con los suyos- un sello también de oro. El otro, mucho más bajito; con el pelo liso, para atrás, con ese aspecto de pelo que ha estado mojado por la mañana, pero que ahora está seco como la mojama, éste llevaba un abrigo gris que le llegaba hasta casi los pies. Ambos han entrado hablando a grito pelado pues el bajito y más abuelo llevaba un sonotone.

Les ha dado tiempo a hablar de como uno de ellos –el del “sonotone”- tenía cita previa; no para el médico de algo, como inocentemente he pensado yo; sino para viajes de jubilados y de cómo no le apetecía ir a Peñiscola porque le habían dicho que no había marcha por las noches, ni bailoteo, ni “na”. Y de cómo el otro no podía acordarse de ese otro pueblo al que fueron que estaba precisamente al lado de Peñiscola y de como habían conocido en ese pueblo -del que no se acordaban- a la prima de “la Pantoja”.

Me he bajado sin llegar a saber el nombre del pueblo ese de al lado de Peñiscola. Luego, en la estación de Ventas, ya en la Línea 2, me ha preguntado el abuelillo bajito que si el Metro que llegaba en ese momento iba a Sol, que antes era por el otro andén. He estado a punto de mandarle al otro andén, por no acordarse del pueblo, pero he sido bueno y le he dicho que sí, que iba a Sol, que no se preocupase de nada en la vida.

Ya en la calle y mientras esperaba la llegada del amigo con el que me iba a tomar un café, me ha abordado un japonés elegantemente trajeado diciéndome que por donde se iba a Serrano.

Al ir a decírselo me ha espetado: "Aaaaaserranolagascaserranolagascaserranolagasca". (Serrano y Lagasca son dos calles de Madrid, cercanas a donde estábamos)

Atónito ante tal parrafada, le he cortado amablemente y le he dicho: konichiua por esta calle hasta tres o cuatro harigato-tai más. Creo que no ha entendido mis rudimentos de su idioma -para su desgracia, colocados fuera de contexto- pero se ha ido tan campante por la dirección correcta; que no es poco ni para él ni para mí.

jueves, enero 12, 2006

Llamada

Hay veces que una llamada inesperada te da; por un lado alegría y por otro sentimiento de culpa por no haber tomado tú la decisión de haber hecho esa llamada, aunque recuerdes frases o gustos o cosas de esa persona.

Cuántas veces nos quejamos con cierta amargura de los pocos amigos que tenemos, cuando resulta; no pocas veces; que no nos paramos a mimarlos.

Así que esta tarde he vuelto a disfrutar con la charla perdida de mi amigo Vicente. Hemos vuelto a hablar como otras veces de música, de cine, de cómo ha empezado a bajarse cosas inverosímiles de Emule como por ejemplo la versión en estéreo de Good Vibrations de Beach Boys (que lleva escuchando estos días casi sin parar) o de cómo; también gracias a Emule; ha encontrado programas de radio estadounidenses de los años 40 y 50 a los que es tan aficionado y de los que tiene una vasta colección. Hemos recordado la vez que me grabó uno de esos programas con el reto –que yo pasé sólo relativamente, aunque aprendí que dandruff es caspa- de entender todo el programa y que él; un auténtico autodidacta del idioma inglés; transcribió excepto una o dos palabras imposibles de entender. Dice que aprendió inglés por su cuenta cuando de pequeño cayó en sus manos un tebeo de Mickey Mouse en dicho idioma y se propuso que tenía que entender lo que decía el ratón. Ahora es capaz de identificar hasta los acentos de los diferentes Estados de Norteamérica.

Hemos quedado en retomar esas llamadas y hasta las comidas que todos los veranos solíamos hacer en la inmensa terraza de su casa: Él con su mujer y su hija y yo con mi hermana, también amiga de la familia. A él lo conocimos ambos en uno de aquellos viajes a Nashville, en los que mi hermana y yo cubríamos la información de un evento llamado Fan Fair (música country) para una revista que se dedicaba a esta música en los años 90.

Estoy contento de la llamada y al mismo tiempo; como decía al principio; culpable por el abandono al que había sometido a este amigo. No tengo perdón de Dios.

lunes, enero 09, 2006

Churros y Porras

Hoy ha sido el cumpleaños de una compañera de trabajo de la que he hablado alguna vez; Toñi.

El último día que trabajamos; es decir el día 5 de enero, le conté que unos antiguos compañeros míos, habían adoptado la costumbre de dejar de celebrarlo en la oficina con los consabidos pastelitos, el cava, etc., eligiendo una conmemoración algo más recia y desde luego con más abolengo: Telechurro.

Al igual que hay servicio de comida rápida de pizzas, de comida china o de tortas rellenas de lo que sea, hay unos señores que de un modo un tanto espartano, han inventado el Telechurro éste, que consiste básicamente en que te traen en la motillo de turno: churros, porras y hasta chocolate calentito.

Como nuestra amiga Toñi se quedó con la copla, me propuso ayer quedar hoy a las 8:15 de la mañana para después de tomar un café ir a buscar los susodichos churros ya que el Telechurro, o pasó a la historia, o no teníamos su teléfono, o algo.

Así pues, sin Telechurro a la vista, allá que nos hemos encaminado, más llegando a la churrería hemos observado con gran quebranto de nuestras almas que la casetilla dedicada al efecto estaba cerrada a cal y canto.

Hemos preguntado entonces a uno de los kioskeros del barrio, que nos ha dicho que podríamos encontrar una churrería abierta siguiendo toda esta calle recta –haciendo el amable señor ese ademán que todos hacemos para indicar calles, pues ¿quién de nosotros es capaz de indicar: tuerza la segunda a la derecha y luego la tercera a la izquierda, gire cuando llegue a la rotonda... sin hacer ejercicios entre aeróbicos y de tai-chi?- cuando lleguen a una rotonda que hay un cajamadrid, sigan –hemos visto otra churrería cerrada que no era- luego sigan rectos y al final de la calle, hagan un zig-zag un poco a la izquierda –aquí el kioskero ha hecho una especie de paso de salsa imitando graciosamente el zig-zag- y luego otra vez rectos, cuando lleguen a otro cajamadrid y una caixa, pregunten que allí hay una churrería que estará abierta.

Inexplicablemente; Toñi de copilota y yo pilotando, hemos llegado al sitio sin perdernos. Más que ir a por churros, parecía que estábamos descubriendo el Polo Sur.

Al fin, sin preguntar ni nada, hemos llegado a la churrería y ¡qué maravilla!; otra vez –una más- me ha sorprendido ese olor a aceite hirviendo que uno olía cuando iba con el abuelo a comprar los churros del domingo y como la masa ya preparada ha entrado en el baño sagrado, deslizándose casi placenteramente y como el churrero ha sacado una rueda ya dorada y como la churrera ha cortado en piezas casi exactas las porras pedidas.

Solo he echado de menos que los churros ya no tenían forma de churro, sino de lápiz, de varita mágica, de batuta. Los churros como Dios manda, antes iban engarzados en un pequeño junco.

Pero esos eran otros tiempos más churreros y más juncales.

sábado, enero 07, 2006

Espacios con humo

No voy a hablar en sí de lo de la famosa Ley Antitabaco, ni voy a polemizar ni nada con el tema.

Es que me ha llamado la atención un cartel pegado en un bar por el que he pasado.

Como no llevaba ni mi cámara digital ni mi móvil es de la última generación; o sea de los que sacan fotos; no he podido tomar la imagen de dicho cartel que decía:

EN ESTE BAR SE PERMITE FUMAR.
PERO SÓLO TABACO ¿VALE?
¡Y QUE SEA LO QUE DIOS QUIERA!

Seguro que habrá carteles más graciosos, más intimidatorios, más claros o más cabreados, pero éste me ha parecido genial.

Demuestra que los españoles todavía tenemos ese punto de humor negro como el de una funeraria de Alicante que regala mecheros con el dibujillo de un esqueleto con un cigarrillo en la mano y dice: "Funeraria Menganito: Siga fumando; sabemos esperar".

Así somos a veces. Esta bien un poco menos de crispación.

jueves, enero 05, 2006

Noche de Reyes


Yo nací y viví los 13 primeros años de mi vida en una casa muy antigua de la que no se sabía muy bien su origen, pues se dudaba entre que hubiese sido un convento o un cuartel.

La casa aquella era enorme –o al menos así la recuerda el trocito de cerebro de niño que aún me queda- y allí vivíamos mi abuela materna María, mi abuelo materno Víctor, mi tía Maricarmen, mi tío Manolo, mis primos Marimar y Javi, mis padres Paquita y Carlos y mis hermanos Juancar y Mariángeles.

Poco antes de que naciese mi hermana –a la que llevo nueve años- y cuando yo contaba más o menos con siete u ocho, descubrí que los Reyes Magos eran los padres.

Sólo hay que imaginar el alboroto pretendidamente callado que los adultos liaban esa noche mágica. Entre cuchicheos y ruidos de papeles por aquí y por allá, se oía como dudaban si el paquete que estaban manipulando correspondía a...

¿Juan Carlos?... ¡No, no, este es para Vitore!.

Yo me hacía el dormido entre las sábanas con una sonrisa medio pícara, pensando que al menos... ¡tenía un juguete seguro!.

Prometí no descubrir a ninguno de los adultos ni a ninguno de los niños de la casa mi pérdida de inocencia, pues me daba pena que a ellos les diese cargo de conciencia y desde luego prefería verlos felices cuando todos enredábamos con los regalos correspondientes y me sentía bien cuando con todo candor nos decían: “¡Mirad niños, hemos dejado tres copitas de anís para los Reyes y se las han bebido!”. Yo miraba a mi abuelo, mi tío y mi padre y me decía: “¡Estos son los tres Reyes Magos más buenos del mundo; se merecen el anís!”.

miércoles, enero 04, 2006

Sin equipaje

Hoy he tenido un sueño que se suele repetir algunas veces y que por fortuna no es una pesadilla. Gracias a mis neuronas o a mis vivencias o no vivencias, éstas –las pesadillas- no suelen turbar mis sueños.

He soñado que estaba de viaje con mis padres y mis hermanos. Habíamos llegado a un bello lugar de Estados Unidos de América. Nos alojábamos en una de esas casitas victorianas que podemos ver en las películas y que también podemos ver de verdad si viajamos sin sueños –o con ellos- a ese país.

Me desperté en la habitación que compartía con mi hermano y no sabía bien si estaba en Estados Unidos o lo había soñado: ¡un sueño dentro de un sueño...!

Noté que no era un sueño –aunque si lo era; ¿o no?- al oír unos cantos de pájaros que no suelo escuchar en mi casa de verdad, la de la realidad, la de Madrid.

Me levanté, noté que había dormido vestido y calzado, me extrañó pero no me importó. Bajé tal cual a desayunar una tarta de chocolate recién hecha por las abuelitas victorianas de la casa victoriana y un tazón de algo que parecía Cola Cao. Al volver a subir a la habitación vi con sorpresa que no había traído equipaje –esto es lo que se repite en mis sueños de viaje- ni dinero, ni pasaporte.... Nada....

A lo mejor mis sueños me van preparando –espero que tarde muchos años- para el gran viaje; el viaje que tan bellamente describía Machado en sus versos:

“Y cuando llegue el día del último viaje,
y esté al partir la nave que nunca ha de tornar,
me encontraréis a bordo ligero de equipaje,
casi desnudo, como los hijos de la mar.”

¡Pero no sin mi guitarra!.

domingo, enero 01, 2006

Músicos abstemios

Mientras escucho los acordes de un vals de la saga de los Strauss en el tradicional Concierto de Año Nuevo que la Filarmónica de Viena nos regala cada 1 de enero, me fijo en la cara de los músicos y me da por pensar en cómo será la Nochevieja de dichos músicos que sabiendo que tienen que interpretar primorosamente variadas piezas musicales, tendrán que escuchar cada año; de parte de algún cuñado pesado; frases parecidas a ésta: “Pero Hans, tomate una copa hombre; ¡mira que eres soso!”.

Y el pobre Hans, -que en qué hora estudió violín- estará obligado casi de por vida a no pasarse en Nochevieja por si se queda dormido o se emborracha y no puede interpretar su sólo en una polka, vals o mazurka.

Y es que ya Beethoven homenajeó a los músicos en un movimiento (creo que de su sexta sinfonía) pues describía –con razón- como mientras los músicos tienen que estar al pie del cañón y tocar con más o menos brillantez sus canciones, el resto de los mortales, bebe, baila, se enamora y se deja enamorar al son de la música que ellos interpretan sin descanso.

¡Buen año nuevo para todos!