Durante estos días de vacaciones y antes de emprender viaje a las Francias, mi rutina es la de un casi jubilado. Me levanto a las 8 y media, me ducho, me visto y me voy con mis padres a desayunar al bar Sapama; famoso en el barrio por sus abundantes tapas y raciones, pero que por la mañana cobra otro sentido, el del bar de desayunos en la agradable terracita.
Hoy; sin embargo; la calma ha sido desbaratada por un episodio singular.
Llegan dos chicos con aspecto colombiano, con ropa de trabajo. Se sientan y piden una ración de oreja a la plancha y dos tintos de verano. En esto va el camarero y les dice que no les va a servir nada, que parece mentira que tengan el morro de venir, después de lo que pasó con su grupito el año pasado y que se levantasen porque no les iba a servir nada.
Los chicos; ojipláticos; no daban crédito a lo que oían y creyendo que era una broma, le vacilaban (pues encima parecían conocerse) diciéndole que les sirviese la oreja, que tenían hambre.... En esto, el camarero mira a uno de los chicos y dice: "Lo siento. me he equivocado, tú no eres el del grupito ese. Lo siento, es que te pareces..."
Mientras los compañeros del camarero en momento trágame tierra, reían sin parar. Los colombianos, se lo han tomado a risa y le han dado un abrazo, pero yo, en un flash, he pensado que si se organizaba una balasera, lo mínimo que me iba a pasar es que me iban a tirar el Cola Cao...
2 comentarios:
ufff esto me ha hecho pensar en papas bravas.
Muy bonito el diseño, me gusta.
Un besooo
Te entiendo, la mancha del cola-cao sale mal.
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