Siempre me han interesado esas historias sobre objetos sin vida, con los que compartimos la nuestra, ya sea animada o desanimada, y que a veces, nos parece que no son tan inanimados como parecen
¿Quién no ha perdido o creído perder algo y según sean sus creencias, le reza a San Antonio Bendito o a San Cucufato (los cojones te ato, si no me lo encuentras, no te los desato) y uno de los dos santos, va y lo encuentra?
Y no me refiero a cosas minúsculas como un botón o una aguja, que parecen haber nacido o bien para la una, atarle y bien atarle en una prenda con vueltas y más vueltas de hilo o bien para en un descuido de la celosa aguja, desatarse el botón de la camisa de rayas y buscarse otra vida, más rodada y menos prieta y más libre.
Pero casi sin duda y si hubiese un "ranking" de estas cosas (que lo habrá), la prenda o la cosa inanimada que más se divorcia, que más se despareja, que más escapa sin decir "ahí te quedas" es; o mejor dicho; son los calcetines que se ponen a lavar.
Uno siempre está seguro al 100% de que al meter la ropa en la lavadora, iban las parejas de calcetines azules con azules, verdes con verdes, marrones con marrones, de Hello Kitty con Hello Kitty (por poner un ejemplo), pero al sacar la ropa ya lavada e ir a tenderla ¡sorpresa! falta un calcetín, nunca los dos, pues en ese caso, quizás no repararíamos en su pérdida, pero al haber solo uno, te pones a mirar dentro del tambor de la lavadora, das vueltas con la mano, no sea que se haya quedado enganchado o pegado (te sientes absurdo), recorres como un investigador una y otra vez el camino de ida y de vuelta de la lavadora al tendedero, pero nada, no vuelve a aparecer.
Es entonces cuando sopesas varias posibilidades; una: la lavadora es una calcetinofaga y al menor descuido, se lo zampa y eructa los huesos al siguiente centrifugado; otra: el calcetín, antes de ser introducido en la lavadora, se hace una especie de bicho bola y mientras vas a por el suavizante, rueda y rueda hasta la terraza y desde allí, camina sin parar, a la pata coja (no puede ser de otra manera) aprovechando tu descuido detergentil y se va a jugar a ser libre con el botón de la camisa de rayas, cuya falta (la de ambos) me ha convertido poco menos que en un pordiosero.
He puesto al otro calcetín en el sitio de los trapos sucios, lo merezca o no. Es la vida.
12 comentarios:
jajajaja...es cierto...la lavadora es calcetinófaga...Lo compruebo practicamante cada semana...
Y qué me dices de los imperdibles???? esossssss son unos impresentables..Habría que denunciarlos por estafa...
Hacçia muuuuuucho que no pasaba por aquí....pero muuucho....
kisses ;))))
Los imperdibles tienen un nombre absurdo. Se parecen a lo de "siempre te querré" de los amantes.
Mentiras y más mentiras!!
Yo sí que hacía tiempo que no me pasaba por mi propia casa...
Besos, Pilar
Nada más cierto, la cantidad de tiempo que he perdido intentando averiguar dónde carajo está ese calcetín, porque no se pierden a pares, no se fugan fruto de una pasión desenfrenada, solo se pierde uno,deprimente..
Si por lo menos se escapasen con una media y se fuesen a Pamplona, pues oye, ya habría algo de cachondeo... ;)
En primer lugar me alucina que escribas desde Madrid (si seguís en Madrid, claro) sobre el mismo tema que salió hace un mes en Buenos Aires durante una cena compartida con colegas. Nunca en mi ya larga vida me ocurrió perder un calcetín (en estas latitudes: "medias") y quedarme con el otro. Jamás. No obstante, tanto en aquella mesa como en este panel de comentadores, resulto ser la absoluta excepción.
Realmente la entrada me preocupa porque sé que soy un anormal pero esta doble alusión transcontinental a que "todos" pierden una media de modo habitual y constante (además de incomprensible: ¡busquen bien!) me deja en el lugar del más completo freak: yo lavo dos medias, cuelgo dos medias, guardo dos medias en el cajón de las medias y al cabo vuelvo a ponerme dos medias y a reiniciar el mismo ciclo.
Saludos.
Cinzcéu: Saludos desde Madrid. Tengo que decirte; ahora que no nos lee nadie, que para mí, ha sido la primera vez y eso que estoy a punto de cumplir 55 años. No desesperes por tu "rareza". Tarde o temprano, una de tus medias decidirá escapar de Alcatraz y serás Uno De Los Nuestros...
Abrazos!
cuanto más gente vive en una casa más se multiplica el fenómeno ... yo paso de la lavadora es cosa de cARLOS , que he de decir su especialidad de pascuas a ramos en teñir de colores ñoños la ropa blanca .... parece que el microchip , de "nomezclarropadecolorconropablanca " no le viene de serie , y s elo intento instalar y su naturaleza lo rechaza ... es la vida
yo prefiero pensar que el calcetín fugado se escapa en busca de aventuras y pasión , que toda la vida enfundando según que pie maloliente tiene que ser muy deprimente
Cuanta más gente, más pies para que os quiero.
Se me ha ocurrido que atando un calcetín con otro, no habrá escapatoria posible, jajaja.
jeje, ya tenían hace años los de Gomaespuma la teoría del calcetin que arto de la vida en pareja o de la vida como calcetín, muta en horquilla, botón o cualquier otra cosa que a veces encontramos en el fondo del tambor.
No es que me pase cada vez que pongo la lavadora, pero he de decir que tengo en el cajón algunos desparejados a la espera de que al mover algún mueble o ir de visita a alguna casa ya visitada, aparezca el insurecto exiliado.
Gordita: Jo! Para una vez que escribo, resulta que plagio a los Gomaespuma! jajaja... Pero bueno, le he puesto mi "sello" :D
jeje bueno, las historias simpre son las mismas, lo que cambia es la forma de contarlas, y tus formas siempre son de lo mejor :)
Estimado Vitore, siete cosas:
1)Es un tema como otro cualquiera (el tiempo, el gobierno, el fútbol...) así que no sienta que es plagio ni mucho menos (estoy con Gordita, lo que hace única a una obra maestra es la forma de contarla, no el tema tratado).
2)En mi caso, tengo una lavadora zaragozana que engulle calcetines de pequeño tamaño (sic). Los vomita cuando le parece bien (completamente mordidos) a través del filtro.
3)En Madrid desaparecen también, pero no en la lavadora (aunque juremos que los hemos metido), pues aparecen entre los cojines de un sofá, o debajo de la cama, o, se ha llegado a dar el caso, bajo la almohada.
4) Algunos no han aparecido nunca. Quizás ésos sí que llegaron a la lavadora y fueron engullidos por la nueva y psicodélica tecología (que pita impertinentemente cuando termina) pero, de momento, no podemos saberlo.
5) He vuelto al mundo del blog.
6) Encantada de saludarle por aquí. Siempre es un placer reírme con usted.
7) Besos blogueros.
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