
Entre las maravillas que se encuentran en la casa de arriba; recuérdese que yo duermo y vivo a ratos en la de abajo; están las planchas etruscas que ya no sirven para planchar, sino para sujetar la puerta de la cocina u otro habitáculo del hogar, los quinqués que alumbraban gracias al petróleo con que se llenaba su pequeño depósito y que en aquellas épocas no procedía de países árabes o sí, pero estos no estaban adscritos a la Organization of The Petroleum Exporting Countries, entre otras cosas porque no existía esta organización o El Quijote de latón comprado por mi abuelo Víctor en El Rastro al mísmísimo tataranieto de Cervantes.
Hoy he reparado en esta Pocket Balance (Balanza de Bolsillo) que de tanto ser vista por mis miopes ojos, colgada de una arcayata, ha acabado despareciendo de mi espectro visual, aunque su presencia en la casa data de antes de que yo naciese, item más, su presencia en la casa data de antes de que existiese la casa propiamente dicha.
Esta Pocket Balance ha logrado ser observada hoy por mí, dándome cuenta con sorpresa y alborozo, que muestra un sistema de peso anterior al encorsetado y cuasi universal Sistema Métrico Decimal, aunque como una Piedra Roseta, nos regala con la equivalencia de lo que se cuelgue en el gancho entre Kilos y Spanish.
He llegado a la conclusión de que la medida Spanish bien podrían ser libras, pues comparando pesos (gracias a Internet) he visto que 1Kilo=2.20 libras, como indica exactamente (o más o menos) la escala de la añosa Pocket Balance, que bien podría haber servido para pesar magníficos atunes de 12,5 Kilos (véase el pescado paleolítico que adorna la parte superior de la balanza) o para colgar de su gancho azúcares caribeños o sales gordas del bravío Cantábrico.