domingo, enero 28, 2007

Cejas y hoyuelos

Siempre digo que qué juguetona es la mente. Juega con nosotros cuando nos obsesionamos con una canción y al querer canturrearla a la mañana siguiente apenas recordamos dos notas sueltas y estrujamos y estrujamos esas notas y nos sale cualquier otra melodía más bella o más boba, pero no la que queremos.

A mi; como supongo que a todos; me pasaba también esto con la cara de la chica que me gustaba; que cuando eras un quinceañero era una cada semana (como poco).

Uno quería recordar los rasgos de su amada en ese momento y te salían quinientas caras burlonas (las de las semanas anteriores que tanto quisiste recordar) riéndose de tu ineficacia a la hora de trazar la buena, la que en ese día te hacía palpitar el corazón.

Si conseguías por un segundo “verla” en tu imaginación eras feliz en ese segundo que daba paso otra vez a algo borroso que ya no era “ella”.

Si veías físicamente a la chica y la mirabas y remirabas, te parecía inconcebible no ser capaz de recordar esa maravilla con los ojos cerrados unas horas después y tratabas de establecer; como pista infalible; esa delicada curva al final de cada una de sus cejas (dos) o el ángulo único de sus (dos) dulces hoyuelos al sonreírte. Luego, al volver a olvidar sin querer ese rostro sólo veías las cejas (dos) con su delicada curva y unos (dos) dulces hoyuelos con un ángulo único, pero ni rastro de lo demás.

Te desesperabas y te reías a la vez pues parecía que te habías enamorado de Mister Potato, poniendo cejas y orejas y narices sin ton ni son.

Y es que me acuerdo de todas las caras que he conocido en la vida menos de la de “la otra Wendy” (pronúnciese Vendi; no Güendi)…

jueves, enero 25, 2007

}↨æ♫♪♀♂◙○

Cuando me desperté esta mañana, tenía una sensación rara. Me parecía estar pensando en un idioma desconocido pero he sonreído y me he dicho pensando en ese idioma que parecía extraño que qué cosas tiene ese instante entre sueño y vigilia en el que uno confunde lo que acaba de vivir con lo que va a vivir en lo que se supone que es el estado de realidad.

Me he duchado y he salido a la calle a hacer unas compras. Nada más salir ya me he asustado un poco al cruzarme en el portal con el vecino del tercero que me ha dicho algo que no he entendido pero que bien podía ser uno de esos saludos casi ininteligibles que a veces se dicen sin ganas, ese tipo de gruñido amable que indica un hola y que nos identifica como educados. He intentado repetir el gruñido y me he dirigido al supermercado de al lado.

Al entrar si que me he desconcertado, pues todos los carteles, los productos, los anuncios por megafonía me sonaban a chino. He pensado que era un sueño, que tenía que ser un sueño, pero me he pellizcado y nada, no me he despertado. Me he puesto a mirar como un tonto los carteles que señalaban productos desconocidos: Sopas extrañas, zumos de colores inverosímiles, frutas exóticas o nunca vistas por mí.

He comprado algo que parecía zumo de naranja, otra cosa que parece maíz y otra cosa que parece pan tostado. La cajera que me conoce de otras veces me ha preguntado algo y yo con el corazón a mil y sin saber que me decía he dicho que si y luego que no con la cabeza, sin decir una palabra ante el descojone de la cajera.

Lo peor ha sido cuando he llamado a mis padres y al otro lado del teléfono ha salido la voz de mi padre diciendo algo en ese idioma del demonio. Yo en el mío extraño pero ya tan propio le he dicho que le quiero y que quiero a mamá y a mis hermanos y he colgado medio llorando de miedo y he desconectado el móvil y ahora estoy en un cibercafé de mi ciudad que ya no es mi ciudad pues tiene todos los carteles cambiados intentando escribir en este teclado raro e intentando publicar en mi blog. Estoy escribiendo en el idioma extraño que mi cerebro ha decidido “regalarme” esta mañana. Ojala alguien entienda esto que estoy escribiendo. Ojala mañana me despierte y al ver esta entrada no la entienda porque haya recuperado mi lengua, mi ciudad, mi familia y mi vida.

A ver.... Parece que vuelvo a pensar en... se mezcla....

¡Ya!

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P.D. Por cierto que este pequeño relato está sugerido o basado en esta entrada de juankar

domingo, enero 21, 2007

Holanda en no fotos



De Holanda y de Bélgica (donde hemos estado desde el 19 hasta hoy), tengo unas cuantas fotos.

No muchas.

Me gusta más mirar y oler y sentir que ver las cosas a través de una cámara. Hoy, cuando acababa casi de aterrizar en casa y hablando con una amiga al respecto de eso de las fotos, me decía que muy mal, que hay que hacer cientos de instantáneas de los sitios a los que se viaja para al volver a verlas recordar esos lugares. Puede que tenga razón.

Sin embargo, yo no creo que sea estrictamente necesario y menos sacar fotos de monumentos que por muy bien que te queden, siempre hay en la tienda de souvenirs de al lado una postal con una toma infinitamente mejor que la tuya.

Por eso no voy a poner aquí en mi blog fotos de Holanda (aunque algunas me han quedado guapas) sino dos escaneos con retazos en papel de lo vivido en ese país tan pequeño, puede que tan frío, pero con una gente tan cálida y tan simpática.

Me preguntaba un día una Wendy muy bella, amiga de mi amiga Wendy tan bella como la otra Wendy, que si lo que había visto de su país era lo que esperaba (estábamos cenando en la Haya y llevábamos tres días en Holanda).

Yo le dije a mi Wendy que no es mi amiga Wendy sino la otra, pero a la que llamo mi Wendy porque me gustó por mucho novio que tenga, que no suelo pensar en cómo será o dejará de ser un país, una persona o una comida, sino que me dejo llevar por mis sentidos.

Ellos son muy sabios y te van diciendo que Holanda es bella y limpia y amigable y hasta metidos en la tormenta que a 128.36 km/h me quitó el gorro de lana y casi se lleva mis gafas a las que pillé al vuelo, sigue siendo bella y limpia y amigable. Un viaje en fin memorable gracias en buena parte al triunvirato que formamos Wendy, Manuel y yo.

Dank je wel y hasta pronto…

viernes, enero 12, 2007

Holanda....

... me espera...

Vuelvo el domingo 21.

Hasta la vista...

jueves, enero 11, 2007

No puedo entrar en mi


Mi empresa ha decidido que ver mi blog puede ser pornográfico... No sé yo... El caso es que tengo el acceso restringido a mi mismo lo que no deja de ser un tanto extraño y relativamente psicológico pues ¡cuántas veces no somos capaces de vernos y encontrarnos a nosotros mismos!...


Sea como sea, el caso es que he engañado a mi empresa y voy a postear desde mi lugar de trabajo mostrando el pantallazo que me sale cuando quiero entrar en mi...

jueves, enero 04, 2007

lavado de cerebro

Cuando era un jovenzuelo solía escribir con mi vieja máquina Olivetti Pluma22 lo que se me ocurría en ese momento. Era una especie de escritura automática mediante la que mi cerebro iba dictando una tontería tras otra a mis manos que veloces tecleaban y tecleaban incongruencias mayúsculas y minúsculas.

Por ejemplo escribía… “los ojos de los cangrejos sin pestañas difícilmente tienen legañas puesto que las olas marinas los limpian y aunque lloren, su sal sin párpados se junta con la sal marina para endulzar los paladares más exquisitos donde los haya. Si se restriegan con las patitas pinzadas pueden arrancárselos para siempre y el pobre cangrejo ciego llorará por dentro porque por fuera ya no le quedarán ni ojos saltones sin pestañas, ni legañas impasibles, ni párpados crustáceos. Y es que en el mar, nadie salvo alguna ballena ligona parpadea al balleno azul despistado como un pulpo sin parpadear en un garaje. Así; besugos, gambas, parrochas, chopitos y caballitos de mar, miran la vida y la muerte sin pestañear, sin que tanta sal les escueza y tengan que acudir en ayuda del cangrejo ciego que va palpando con sus inquietantes pinzas los confines oceánicos en busca de sus (los suyos y los de los demás) tontos ojos abiertos eternamente. Quizás como los daltónicos ven ciertos rojos como verdes y ciertos lilas como azules, los animalillos marinos sientan la sal como nuestro azúcar y para ellos nuestro amarillo sea su rojo y lo que nosotros llamamos percebe, ellos (los propios percebes) se llamen a sí mismos humanos y nos llamen a nosotros gambas azules como el pepino…”

Esto escribía yo y luego me hice adulto (me parece) y escribí un blog automático.