Vive solo en su alfarería. Si le contase a alguien que recordaba el tacto, la forma, el sonido y la cocción de cada uno de los cacharros a los que sus recias y a la vez dulces manos han dado forma, le tomarían por loco. A decir verdad, ya le toman por poco cuerdo las gentes del pueblo al analizar su vida, tan pobre a los ojos cerriles de sus convecinos, pero tan rica en el interior de Carlos.
Piensa: “¿Cómo contar con toda naturalidad que cuando un botijo que yo he hecho se rompe a 100 kilómetros de aquí, yo lo siento, lo oigo romperse en mi interior y me da pena, no sé si tanto como si fuese un hijo mío de carne y hueso, pero sí con el dolor tan poco medible (al fin y al cabo) de perder a un hijo de barro y agua al que yo di vida hace diez años?”.
A Carlos le gusta tanto crear objetos de arcilla que se pone a pensar en que la historia de Adán y Eva es una soberana tontería.
Piensa: “Si la Biblia fuese verdad, Dios es que fue bobo. ¿A quién se le ocurre hacer a un hombre de barro?... Por Dios; reDios: ¡Hombre; haz primero a la mujer, so pasmarote!. Es lo más fácil y maravilloso del mundo. Mira Dios; coges un buen trozo de barro, lo pones en el torno, le das vueltas, vas echando agua sabiamente y cierras los ojos. ¡¿Ves?!. ¿A que parece que estás acariciando la perfecta curvatura de una cadera de mujer?”
Dios le dice: “No, si ya, si tienes razón Carlitos, pero lo hecho, hecho está, sea verdad o mentira bíblica”.
Carlos abre los ojos, sonriendo ante el chiste divino, y acaricia dando un golpecito a la cadera que entre él y el novato Dios acaban de crear. El masculino y brutote barro se ha convertido en femenina y suave arcilla con la que Carlos engendra todos los días a sus hijos botijos, vasijas, cazuelas y recipientes de Dios… y de él, que es el maestro alfarero.
11 comentarios:
Si es lo que siempre digo, sos un seductor, Víctor!... Ya te veo moldeando en barro las perfectas curvaturas...
Como sea, muy bueno el relato.
Míralo ahí, moldeando preciosas historias que acaricias y conviertes en post.
Besillos de agua pero no de barro.
hijos de agua y barro...
vaya, bonita historia caballero. Después de hacer un relato y darle vida a unas vidas, se hace triste no volver a verlos...(lo mismo que el alfarero)
Weno, no se si me explicao...
Beshitossssssssss
¿Será que Carlos asume (como casi todos) que dios es hombre? Quizás no es que fuese bobo, sino mujer.
besos
Me ha encontado la historia, como siempre. :)
Ah, otra cosa, te he dejado uns cosita en mi blog.
Besos!!
Pero que cosa más tierna de historia, pero bueno yo a lo que vengo es a cambiar links XDDD
¿Hace?
Por cierto ¿ya no queda café?
¿A que no te lo cambio?
:P
Si es que los hombres lo hacen todo al contrario hayyyyyyyy.
No te metas en peleas de
barro por mujeres¡¡¡
Mua¡¡¡
!!Hola Vitore!!.
"Cómo contar con toda naturalidad que cuando un botijo que yo he hecho se rompe a 100 kilómetros de aquí, yo lo siento, lo oigo romperse en mi interior y me da pena..."
si',si'.. es asi'...existe una relacion profunda entre el artista y su pieza-creatura, que es contenedora de la historia a veces misteriosa del recorrido creativo de un artista, ademas de ser hija su epoca, como decia Kandinsky . Entre un artista y su obra existe un espacio muy dificil de entrar, es el dialogo entre corazon y mente ....
...tema largo...
Que bello relato...me gusto'.
Me alegra releerte y visitar tu casa renovada...
Un abrazo
hang tucker: Cierro los ojos, toco el barro y ya está... Saludos.
thalatta: Besillos para ti también...
chulima: Sí que te has explicado, niña. Besitos!
grismar: ¡Me has abierto los ojos. Dios es mujer. Segurísimo!... Un beso
monik: Todavía no he hecho nada con la cosita... Jeje. Besitos!
e-catarsis: Con lo que he tardado en contestaros a todos, hay café, links y de todo. Besos!
tunia: ¿Peleas de barro? ¿Mujeres? ¿Dónde?... Jeje. Besos, compi!
tictac: Siempre es un placer recibirte por aquí y leer tus doctos comentarios. Besos!
Hola Vitore!! cómo me gustan siempre tus historietas!! un beso muy grande!!!
Es que al final, casi todos los objetos que hace Carlos tienen forma de mujer: los botijos, los jarrones, las vasijas...
Preciosa historia, gracias por enriquecernos con ella.
Un beso.
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