miércoles, mayo 30, 2012

Florencio... silencio...

Reconozco que no es una situación divertida, pues se trata de las peculiaridad de unos vecinos octogenarios o nonagenarios de la puerta de al lado de mi rellano. Ellos son el 3ºF y yo el 3ºE.
Ella; Sagrario; está completamente sorda desde hace unos pocos años y él; Florencio; está flaco como el más flaco de los Don Quijotes que uno pueda imaginarse.

Hoy he escuchado a través de las paredes; ambos chillan porque no se oyen; como dando un giro más a lo absurdo que es que se empeñen en vivir solos; Florencio se ha convertido en poeta sin querer.

Si trato de hacer algo tan español (y ya universal) como es echarme una siestecilla orejera (por el sillón de esa especie), no suelo poder, pues cada 48 segundos, se oye la voz de Sagrario clamando ¡Floreeenciooo!
Pero repito; hoy a ese desgarrado y aburrido e interminable Florencio, le ha seguido una palabra que rima totalmente: Silencio.

Florencio está harto de la constante llamada de Sagrario cada 48 segundos y ha descubierto que si tras el Florencio, viene un Silencio, los Florencios se van acallando, hasta que en un mantra sin fin, solo se oye la voz de Florencio diciendo: Silencio Silencio Silencio...

Me ha dado un vuelco el corazón pensando en que a lo mejor, mientras decía Florencio sus Silencios, estaba con la almohada sobre la boca de Sagrario para no volver a oír nunca más: ¡Floreeenciooo!....